Un hombre, vecino de Tudela y de origen salvadoreño, cuyas iniciales son W.E.G.C., ha sido juzgado esta mañana en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra acusado de los delitos de robo con violencia, agresión sexual y atentado a la autoridad. El varón, que niega los hechos y que tiene antecedentes por delitos de lesiones y de resistencia, se enfrenta a una petición de la Fiscalía de ocho años de cárcel.
El Ministerio Público considera que el procesado, que fue detenido a los pocos minutos en las inmediaciones, escondido entre los arbustos y la muralla del edificio Singular, es el autor del asalto sufrido por una joven de 21 años cuando en mayo de 2022 esta regresaba de madrugada en un fin de semana y lo hacía por la Vuelta del Castillo, en la parte más pegada a los fosos de la Ciudadela.
Fue allí, donde sobre las 3.30 horas, un hombre que venía a la carrera le atacó por la espalda mientras ella iba sola hablando por teléfono: "Se acercó, me agarró del cuello y lanzó el teléfono. Me tuvo agarrada con fuerza y no podía moverme. Entonces grité, fue lo que me salió. Además, intentó desabrocharme el abrigo y me tocó el pecho". Los gritos de la joven alertaron a una cuadrilla de cinco chavales que regresaban de fiesta y que acudieron a socorrerla. Fue entonces cuando el agresor se marchó a la carrera. El atacante se llevó el bolso pero quedó en el suelo a una veintena de metros con la correa rota.
La víctima no le vio la cara al agresor, pero recuerda que vestía de oscuro, con capucha y que era de su estatura, más bien bajo. Después de que le valorara el médico, por las lesiones en el cuello y en la mandíbula que presentaba, ella se subió a un coche patrulla. Y, desde el vehículo policial, reconoció de la manera antes descrita al supuesto agresor, al que había detenido la Policía Municipal de Pamplona en las inmediaciones.
"No he sido yo", se defiende el acusado
El arresto se produjo por su actitud sospechosa, al cruzar a la carrera la Vuelta del Castillo y la Avenida del Ejército. Luego trató de ocultarse. Al ser arrestado, estaba sudoroso y él ha venido a explicar en el juicio que se debía a "que hacía deporte" y a que trabajaba "muchas horas como repartidor en bicicleta". De hecho, alegó que venía de recoger su bici y su mochila junto a la estación de autobuses cuando fue interceptado por la calle. "No he sido yo", aseguró sobre la persona que cometió el robo y los tocamientos a la joven. Dijo que estaba por la zona porque había perdido el autobús de las 1.00 de la madrugada de regreso a Tudela porque terminó de trabajar a las 3.00. Y que el siguiente autocar no partía hasta las 7.00 horas y por eso había estado dando vueltas por la Taconera y el Casco Viejo.
La Policía dice que coincidía con la descripción y le vieron cruzar la calle
Los agentes policiales que practicaron el arresto aseguraron que el encausado no venía de la zona centro de la ciudad, sino que le observaron cuando atravesaba la calzada desde la Vuelta del Castillo hacia la calle Sandoval y Navas de Tolosa. Ahí, dos policías se bajaron del furgón y empezaron a seguirle, hasta que una de ellas le localizó semioculto. Le dio tres veces el alto. Comprobaron entonces que tenía una orden de detención pendiente. Y en ese mismo lugar le encontraron guantes en el bolsillo, una navaja y un mosquetón. "Coincidía con la descripción, vestía de oscuro, con capucha...", declaró otro agente, que añadió que el procesado solo decía incoherencias.
Él dijo en el juicio que eso que le encontraron en los bolsillos eran herramientas para arreglar su bicicleta. También manifestó que le dieron un puñetazo y le dejaron desmayado en comisaría. Sin embargo, un agente le acusa de intentar morderle y de haberle dado un fuerte golpe en el pecho, a raíz del cual ambos cayeron al suelo. Este policía no ha testificado hoy por lo que el juicio queda a la espera de su declaración para justificar el delito de atentado que pide la Fiscalía.