Entre los manuales específicos que ha manejado para aprobar el grado de Técnica de Emergencias Sanitarias en la Escuela Sanitaria, Lana, vecina del barrio de San Juan de Pamplona, no había ningún capítulo que remitiera a cómo actuar con un peligro potencial en la carretera. Pero cuando esta joven auxiliar de 19 años, y sus compañeros voluntarios de Cruz Roja, el conductor Sergio, y Fouzia, se toparon de bruces con un conductor borracho, que realizaba maniobras erráticas y comprometidas para el resto de usuarios, no dudaron en intervenir en un ejemplar comportamiento profesional y ciudadano. Su colaboración fue crucial para interceptar a dicho conductor en Burlada durante la noche del pasado sábado, que gracias a su labor pudo ser arrestado en Burlada por la Policía Foral al arrojar una tasa que casi cuadruplicaba el límite legal. Dio 0,95 mg de alcohol por litro de aire espirado en la etilometría a la que se le sometió.
Lana recuerda que esa noche regresaban en la ambulancia a su puesto base desde Traibuenas, donde habían atendido el festejo de vaquillas vespertino. Los tres iban inmersos en una amena conversación cuando abandonaron la Ronda de Pamplona a la altura de Sarriguren y enfilaron la recta hacia el polígono Areta de Huarte observaron un vehículo que no les ofreció un buen pálpito. "Vimos un coche raro, que estaba parado en mitad de la carretera y que, al aproximarnos, empezó a acelerar y a conducir en zig zag.
Pocos metros más adelante estuvo a punto de comerse una rotonda que hay en obras, que da acceso a Burlada y a Areta. Primero parecía que la iba a pasar por encima y que se llevaba los pivotes que señalizan la reforma y entonces dio un volantazo y continuó. "Para entonces, mi compañero ya había activado las luces de emergencias para advertirle", recuerda Lana. El conductor abandonó la glorieta en dirección al barrio de Erripagaña. Por suerte apenas había tráfico en la zona. La joven auxiliar sacó la cabeza de la ventanilla y le empezó a gritar al conductor para preguntarle a ver qué hacía y que se detuviera.
"Me dio mucho coraje ver a alguien conduciendo de esa forma porque estaba poniendo en riesgo a cualquier con el que se cruzara. Muchas veces así ocurren los peores accidentes y puede tener graves consecuencias para otras personas que van perfectamente", observa esta pamplonesa que aspira a llegar a ser enfermera. En cuanto el vehículo se detuvo, Lana y sus compañeros comprobaron que el conductor estaba muy bebido. "Se le notaba que estaba ebrio por cómo hablaba, se quedaba dormido en la ventanilla y apenas se mantenía en pie. Avisamos a la Policía Foral y Sergio le quitó las llaves del coche. Al principio, cuando le preguntamos de dónde venía, respondió que venía de casa y que no había bebido. Luego me dijo que venía de fiesta pero que solo había bebido una o dos cervezas". Todo hacía indicar que su ingesta había sido muy superior a lo que expresaban sus palabras. Y las pruebas así lo confirmaron. Lana, Sergio y Fouzia lo apartaron del volante donde representaba un alto riesgo para el tráfico.