La intervención conjunta de un policía municipal de Pamplona y de Roberto García, asturiano de nacimiento y que lleva cinco años trabajando en Pamplona, dentro del Grupo de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional, acostumbrado por tanto al patrullaje a diario, ha resultado crucial para salvar la vida con un torniquete al joven sirio de 19 años que ha sido acuchillado en la madrugada del día 8 de julio en un pìso en el centro de Pamplona.

Gritos desde una ventana en plena labor de patrullaje

García recuerda que se encontraba patrullando por la zona de la avenida del Ejército y Navas de Tolosa cuando recibieron una alerta. Una mujer joven pedía ayuda desesperada desde un balcón a los clientes de un bar porque su novio estaba en serio riesgo de muerte. Los clientes han interceptado a un coche patrulla, a los que la mujer ha tirado las llaves por la ventana para que pudiera acceder. Ante la imposibilidad de hacerlo, han tirado la puerta abajo. La vivienda presentaba un gran reguero de sangre y un joven tendido en el suelo de la cocina.

Los agentes se han encargado en primer lugar de asegurar el lugar ante potenciales peligros, puesto que desconocían si el agresor se encontraba en el lugar. Primero, un agente de la Policía Municipal de Pamplona ha utilizado un trapo de cocina para taponarle la herida, que era muy sangrante. Apenas medio minuto después, Roberto García ha llegado al lugar con una mochila que suele llevar a menudo como botiquín de emergencias. "Soy bastante friki de todo lo que tenga que ver con el ámbito sanitario y he hecho muchos cursos de primeros auxilios y de control de sangrado. Es algo de lo que me gusta saber".

De esta forma, hurgando en el material, Roberto y el policía municipal han utilizado una gasa hemostática para taponar la herida. "Ese tipo de gasa contiene un producto que se introduce en la herida y tapona el sangrado porque la coagula. Así, la hemos ido metiendo poco a poco con los dedos dentro de la herida y hemos ido haciendo una montaña por encima con gasas. Finalmente, le hemos hecho un vendaje para que no se moviera la cura y la ambulancia ha aparecido muy rápido. Se le ha colocado una vía, con una sábana le hemos pasado a la camilla y lo han podido trasladar enseguida a Urgencias".

Una herido muy sangrante que podía haber sido mortal

El agente comenta que el acuchillado presentaba otros dos cortes de unos 3 centímetros en otras partes del cuerpo, como el abdomen, pero que no eran sangrantes. Sin embargo, la herida que le han taponado podía haber sido mortal. "Ha perdido mucha sangre. El chico estaba a punto de perder el conocimiento y no podía ni hablar. Solo se quejaba de dolor. En ese momento no eres ni siquiera consciente de que hasta qué punto le salvas la vida, pero no es difícil que con una herida así pudiera morir desangrado. Es algo de lo que te sientes orgulloso, igual de tener compañeros como el de Policía Municipal con el que hemos intervenido, pero al final no deja de ser una intervención más. Si siento orgullo es porque me gusta ayudar a la gente", recuerda Roberto sobre su intervención.