El asesino de la joven que murió de 42 puñaladas en 2022: "Me molestaba que fuera feliz y pensé en castigarla"
La madre de la víctima solicita penas más duras para el acusado que ha explicado tranquilo y con detalle cómo la mató y por qué
Raúl M. O., el joven que asesinó a Cristina Romero en junio de 2022 en Parla, ha admitido en el juicio que le "molestaba que fuera feliz"cuando él sufría una depresión tras dejar la relación, achacándola a que los amigos en común le dejaran de lado a raíz de que ella colgara mensajes en sus redes sociales en contra suya.
Cristina murió de 42 puñaladas en un parque próximo a su casa diez meses después de que ésta rompiera su relación sentimental que se prolongó algo más de dos años. El asesinato tuvo lugar en vísperas de su 19 cumpleaños.
En su declaración, el acusado ha explicado tranquilo y con detalle cómo la mató y por qué, reconociendo que le molestaba que Cristina fuera feliz mientras que él sufría una depresión y admitiendo que fantaseaba en hacerle daño. Tras el crimen quiso suicidarse.
Los padres han llegado a laAudiencia Provincial de Madrid acompañados por su letrado. La madre se ha roto al hablar de lo sucedido y ha reclamado que "no se niegue la violencia de género porque existe". "Solo puedo decir que la violencia de género existe a pesar de que haya gente que lo niegue porque negarlo es negar el caso de mi hija y su verdad. El machismo mata", ha aseverado reclamando que las penas sean más duras, ha señalado.
"Una relación tóxica"
Según su relato, la relación empezó cuando ambos tenían 15 años en el instituto y se rompió en agosto de 2021. "Teníamos amigos comunes pero cuando la relación se rompe, mis amigos se distanciaron de mi", ha detallado.
Preguntado sobre cómo se sintió tras la ruptura, ha explicado que aliviado porque estaban en "una relación toxica" por su culpa y consideraba que era lo mejor. "Me sentí aliviado pero empecé una depresión. He tenido desde los doce años tentativas de suicidio e iba al psicólogo", ha relatado.
El chico ha comentado que "no sabía gestionar las emociones" y que cada vez que le salía algo mal, se le venía "el mundo encima", indicando que le costaba hacer amistades. Por ello, iba al centro de salud mental una vez al mes de Parla.
Conocía que Cristina estaba con otra pareja meses antes a los hechos, indicando que le "molestaba" que fuera feliz porque le echaba "la culpa de su depresión". "Mis amigos se distanciaron de mi y pensé que ella quería hacerme daño. Es lo que entendía", ha admitido agregando que "le achacaba" que sus amistades le dieran de lado mencionando unos mensajes que Cristina colgó en sus redes sociales. "Yo le echaba la culpa por mi depresión y me molestaba que fuera feliz", ha añadido.
Pensó en "castigarla"
El día de los hechos, quiso quedar para que le diera explicaciones acerca de por qué le quería hacer daño y pensó en "castigarla" pero ha dicho que eran "solo fantasías". "Imaginaba que ella acababa sufriendo tanto como yo", ha confesado.
En cuanto al arma homicida, ha explicado que cogió una navaja de su casa y salió con ella a la calle por miedo y con "la paranoia a las cosas que se habían dicho" en contra de él. Sentía desprecio en la mirada de algún conocido.
Rául conocía que Cristina salía por la tarde con su perro, "la única rutina que sabía que mantenía". "La esperé en el parque. Me levanté del banco y fui hacía donde estaba. Hice como que cambiaba la dirección y la toque en el hombro. Me miró y la dije que teníamos que hablar. Y me dijo que no. La dije que la iba a matar. Le enseñé la navaja", ha narrado.
"Me había jodido la vida"
Tras ello, la joven se puso nerviosa y bajó la mirada, dándole un rodillazo. "Le pregunté que por qué me había jodido la vida y ella lo negó.Pasó un coche y ella pidió ayuda. Entré en pánico. No había marcha atrás. De forma instintiva, saqué la navaja y se la clavé en el cuello y pecho", ha reconocido. "La vi caerse no recuerdo más", ha dicho. El representante del Ministerio Público solicita 25 años y nueve meses de cárcel por un delito de asesinato y otro de maltrato en el ámbito familiar. La defensa reclama catorce años de prisión por un delito de homicidio, mientras que la familia pide 33 años de cárcel.
El escrito de acusación sostiene que R. M. O y su excompañera sentimental C. T. R. C. mantuvieron una relaciónsin llegar a convivir juntos desde abril de 2019 hasta septiembre de 2021 cuando finalizó "tras varias idas y venidas".
Durante ese tiempo, la víctima residió junto a sus padres y a un hermano menor en una vivienda de Parla. El 24 de octubre de 2020, cuando se encontraba en compañía de su entonces pareja en la casa de una amiga de la víctima, ambos iniciaron una discusión en el baño motivada porque el acusado quería mantener relaciones sexuales. Ella se negó, motivo por el cual le propinó un golpe en la cara. La mujer, no obstante, no fue asistida medicamente por hechos ni formulo denuncia.
No aceptó la ruptura
Pese a que la pareja dejó de tener contacto a partir de septiembre de 2021, el acusado nunca llegó a aceptar la ruptura de la relación, "llegando a merodear cerca del domicilio de C. T. R. C. y a mirar las publicaciones en redes sociales de la víctima y su nuevo novio".
Lo hacía, según la Fiscalía, "como venganza hacia ella por contar a sus amigos comunes los problemas que habían tenido durante la relación sentimental". Así, el 30 de junio de 2022, tras cerciorarse de que su expareja paseaba sola al perro de la familia por un parque cercano a su domicilio, decidió esperarla allí mismo.
Nada más verla, la atacó de manera "súbita" con la intención de causarle la muerte, "o a sabiendas de que este resultado podía producirse", y le agarró con un brazo por el cuello dándole ella la espalda mientras con el otro brazo le propinó dos puñaladas en el cuello y en el pecho.
Como consecuencia de estos hechos la mujer cayó al suelo, y el acusado "con intención de aumentar el sufrimiento", siguió asestándole puñaladas hasta que en un momento logró zafarse de su agresor e intentó introducirse en la parte trasera un vehículo que había estacionado a escasos metros del lugar.
Sin embargo, R. M.O. le alcanzó nuevamente y continuó con la agresión hasta que C. T. R. C. cayó al suelo desvanecida después de haber recibido 42 puñaladas. La víctima fue auxiliada en ese momento por otras personas que se encontraban en el lugar, momento en que el acusado emprendió la huida hasta que fue alcanzado por agentes de Policía Nacional de Parla.
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