Charles Bronson ejecuta de nuevo
Si hace cuarenta años alguien hubiera osado insinuar que Fríamente... sin motivos personales sería objeto de un remake, el eco de las risotadas todavía podría escucharse. Y sin embargo, cuarenta años después, aquel oscuro thriller de presupuesto menor, violencia extrema y gesto desesperado, vuelve a ser llevado al cine con la dignidad de quien ama el oficio. El dato, que el cine de Charles Bronson inspire a los cineastas del siglo XXI, no admite mas que una lectura: la crisis creativa de Hollywood empeora por momentos.
Con crisis o sin ella, la adaptación de Simon West goza, como la versión original, de dos virtudes inatacables. Una concepción pragmática de la mezcla entre acción y diálogos, y un planteamiento argumental con algunos requiebros interesantes. En esencia, los dos filmes permanecen fieles a un guion que arranca con una demostración de eficacia criminal. Ambos se centran ante el dilema moral de asesinar a un veterano amigo de la familia por presunta traición, para crecer sobre el imposible entendimiento entre el hijo del asesinado y su asesino. Uno, carece de sensatez. El otro, se siente culpable y decide rehabilitarlo. Una misión imposible en un universo marcado por la venganza, la sangre y el miedo. Eso es todo, eso y una ininterrumpida sucesión de ejecuciones y persecuciones espectaculares porque, el oficio del protagonista, el llamado en la versión original el Mecánico, consiste en eliminar a quienes deben ser eliminados.
Simon West, un oscuro director de personalidad incierta y de trayectoria errática, se mueve aquí con suficiencia. Con toque videoclipero y ritmo acelerado, saca de Jason Statham un buen rendimiento. Si en 1972, este filme pudo verse como un precursor de los nuevos tiempos; hacer del asesino a sueldo el héroe del film en tiempos post-Tarantino, rezuma un rancio sabor a modelo agotado. Llevamos demasiado tiempo y excesivas películas recordando que la vida vale poco y que un buen asesino es el mejor modelo que se puede encontrar en este mundo. Como divertimento brutal, puede pasar; como cine, no tiene sentido. Aunque a la vista de su solvencia industrial, incluso cabría temer una segunda parte. Lo dicho: malos tiempos.
Dirección: Simon West. Guion: Richard Wenk y Lewis John Carlino; basado en "Fríamente… sin motivos personales" (1972). Intérpretes: Jason Statham, Ben Foster, Donald Sutherland, Tony Goldwyn y Mini Anden. Nacionalidad: EEUU 2010. Duración: 93 minutos.
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