El partido ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), que reanuda hoy su convención en Magdeburgo (este) para elegir a sus candidatos de cara a las elecciones europeas, acusó este viernes a los servicios secretos del interior de tratar de ejercer una influencia política sobre dicho proceso.

Los colíderes del partido ultra, Tino Chrupalla y Alice Weidel, saludaron en un comunicado la decisión de la Agencia para la Protección de la Constitución (BvG) de no volver a pronunciarse al respecto, a instancias de un tribunal de Colonia.

La AfD, que en estos momentos sería el segundo partido en intención de voto en Alemania, según algunas encuestas, acudió a la justicia después de que el presidente del BvG, Thomas Haldenwang, criticara la creciente radicalización de la formación.

"Esta intervención en el proceso de toma de decisiones de los delegados a la convención para las elecciones europeas es igual de ilegal que la difamación generalizada de candidatos electos y el intento de darles ya ahora un mal nombre de cara a los votantes", afirmaron Weidel y Chrupalla.

Entre hoy y el próximo domingo, 600 delegados tratarán de cerrar las listas para los comicios de cara al año que viene y, si el tiempo lo permite, debatir sobre el programa con el que concurrirá el partido, que en el Europarlamento es parte de la alianza nacionalpopulista Identidad y Democracia (ID).

El fin de semana pasado, lograron consensuar los nombres de los primeros 15 candidatos, en medio de intensos debates sobre cuestiones de procedimiento, con Maximilian Krah, un controvertido diputado del ala más radical, a la cabeza.

No obstante, de acuerdo con el análisis de los medios alemanes, faltaron en esta ocasión las discrepancias en materia ideológica que han caracterizado en el pasado los congresos de la AfD, en la que solían convivir corrientes conservadoras más moderadas con otras de índole más extremista.

Por el contrario, los discursos de muchos aspirantes a candidatos contuvieron numerosas referencias a teorías conspirativas, como la existencia de una élite "globalista" que maneja los hilos a nivel mundial en pos de fines nefastos para los ciudadanos.

Fue ello lo que llevó a Haldenwang a alertar de la creciente radicalización del partido y a afirmar que el sector más moderado ya no desempeña un papel de peso en la formación, bajo vigilancia oficial del BvG por ser sospechosa de propagar una ideología de extrema derecha.

La AfD bate en las últimos meses niveles récord en las encuestas de intención de voto en sus diez años de existencia y se sitúa entorno al 20%, por detrás de los democristianos, pero aventajando incluso a los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz.