Los hijos del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, fallecido en junio pasado, han decidido poner a la venta el patrimonio inmobiliario del magnate, valorado entre 600 y 700 millones de euros, a excepción de la villa de Arcore, en las afueras de Milán, donde residía.

Los dos hermanos mayores, Marina y Pier Silvio -que controlan la sociedad familiar Fininvest-, junto a Luigi Barbara y Eleonora Berlusconi quieren revalorizar el patrimonio heredado y explorar el mercado para vender al menos parte de las propiedades, siempre a excepción de Villa San Martino, en Arcore, según los medios locales.

Actualmente se está evaluando si hay terceros interesados en adquirir determinadas propiedades y no se excluye que entre los cinco hijos, que heredaron una fortuna valorada en unos 5.000 millones de euros, haya alguno interesado en comprar algún inmueble.

La "joya de la corona" sería Villa Certosa, una espectacular mansión en la Costa Esmeralda en la isla de Cerdeña, cuya estimación de precio ronda los 300 millones de euros, según las mismas fuentes.

Otras propiedades destacadas son Villa Belvedere, en Macherio, residencia habitual durante muchos años de la ex esposa Verónica Lario, y Villa Gernetto, en Brianza, donde el año pasado se celebró el matrimonio simbólico entre Berlusconi y su compañera, Marta Fascina.

También figuran en la lista de "vendibles", una inmensa propiedad al sur de Olbia donde el magnate quería construir un pueblo turístico, con un puerto de yates entre los más grandes del Mediterráneo, además de Villa Grande en Roma, Villa Campari, en el Lago Mayor, y Villa Due Palme, en Lampedusa.

Además de algunas propiedades en el extranjero, como Antigua o Cannes, y un centenar de apartamentos y pequeñas propiedades en Milán, según las mismas fuentes.

En cualquier caso se trata de una operación compleja porque las residencias individuales a menudo pueden pertenecer a sociedades holding diferentes y no incluiría la Villa de Arcore, de unos 3. 500 metros cuadrados comprada en los años 70 y que consta de un mausoleo familiar.

"Nuestro padre amaba la vida, la luz, la gente. Villa San Martino debe permanecer así, viva: queremos que siga siendo el lugar de reuniones de trabajo, así como, por supuesto, el punto de encuentro de nuestra familia. Es lo que él hubiera deseado", dijo la primogénita, Marina Berlusconi, en una reciente entrevista.