Nuestra mente tiene la habilidad de relacionar aromas con situaciones, lugares o experiencias. El olor a tu perfume, a ropa limpia, a una apetitosa comida o a café recién hecho pueden transportarte directamente a tu hogar.

Pero, lo cierto es que nuestra casa no siempre huele tan bien como nos gustaría. Mantenerla limpia y ventilada es esencial para disfrutar de un entorno agradable, pero no siempre es suficiente. Cocinar ciertos alimentos, tener mascotas o simplemente la vida diaria en el hogar son algunos de los factores que influyen en que el ambiente se cargue y surjan olores que no deseamos.

Aunque parezca misión imposible, hay algunos trucos caseros muy eficaces que nos ayudarán a devolver a nuestro hogar su olor más característico. A continuación, cinco soluciones naturales para que tu casa siempre huela bien.

- Corteza de limón. Gracias a sus propiedades, el limón nos ayuda en la limpieza de forma sencilla y natural. Las frutas cítricas tienen muchas propiedades bactericidas y desinfectantes. Además, son el recurso más accesible y económico para acabar con los malos olores en la cocina. Por ejemplo, puedes introducir la cáscara de un limón en un bol con agua caliente para eliminar los olores del horno o del microondas.

Para limpiar una superficie que huela mal o las manos después de manipular pescado, nos frotaremos con medio limón y si el olor persiste puedes añadir unas gotas de detergente.

Si fuese necesario también puedes exprimir el zumo del limón junto a un poco de agua e introducir los dedos en él. Así, el zumo llegará a las zonas difíciles como las uñas para una mayor limpieza.

Colocar medio limón dentro de la nevera hará que se absorban los fuertes olores de algunos alimentos.

- Vinagre blanco. Aunque su olor nos pueda resultar desagradable, es una sustancia antibacteriana y desodorante natural que nos puede ser de mucha ayuda para absorber los olores más desagradables. Es un potente desinfectante y ayuda a eliminar las bacterias, hongos, moho y todo tipo de organismos que se van acumulando y causan el mal olor.

Puedes colocar un recipiente con un poco de vinagre en un lugar discreto para neutralizar los olores indeseados. También puedes poner en un bol un poco de vinagre blanco y agua y introducir la mezcla en el microoandas a alta temperatura. Tras unos minutos, no habrá rastro de ningún olor.

El vinagre elimina también los olores de los envases de plástico aptos para los alimentos, de forma que puedas reutilizarlos una y otra vez independientemente de la comida que guardes. Además, es ideal para limpiar el microondas y el lavavajillas y acabar con la cal de la plancha, los grifos y la ducha.

- Posos de café. Tras disfrutar de un sabroso café puedes aprovechar los posos para eliminar los malos olores de tu hogar. El secreto de esta neutralización de los olores del café hay que buscarlo en la cafeína. Contiene nitrógeno, un componente que aumenta la capacidad del carbono para absorber azufre, un olor que a menudo se asocia con aromas desagradables.

En vez de tirarlos a la basura, puedes recogerlos en un recipiente o en una pequeña bolsa y dejarlos secar con una buena ventilación. El aire fluirá entre los restos del café, eliminará la humedad de su interior y proporcionará un aroma que bloqueará cualquier mal olor.

Otra opción es extender en una bandeja para hornear los posos de café en una fina capa y secarlos a 250 grados. Una vez secos se guardan en tarros de cristal abiertos. Tras un par de días podrás disfrutar de tu ambientador casero.

El café es una buen opción para acabar con los malos olores, ya que es un producto orgánico, biodegradable y respetuoso con el medio ambiente. Se puede usar cualquier variedad y, como es reutilizable, se convierte en un ambientador barato.

- Ambientadores naturales. Las estanterías de los supermercados están repletas de ambientadores de multitud de aromas, pero su origen químico puede resultar perjudicial para la salud. Tampoco es buena idea tapar los malos olores de la casa con este tipo de fragancias. Cuando quieras aromatizar las estancias de tu casa, apuesta por ambientadores naturales que aporten fragancias frescas como el pino o la lavanda.

No son complicados de preparar, lo podrás hacer de un modo sano y sostenible y, lo que es mejor, controlarás todos los detalles de los ingredientes y los aromas que compondrán tu fragancia casera.

La vainilla es una de las sustancias que proporcionará un agradable perfume a nuestro hogar. Coloca extracto de vainilla en un tazón apto para microondas, caliéntalo 30 segundos y ponlo en la habitación que desees. El calor facilitará la difusión del aroma y aún después de enfriarse tu casa mantendrá el perfume durante horas.

- Aceites esenciales. La variedad de aceites esenciales que puedes preparar en casa o adquirir en el mercado es muy amplia. Son unos concentrados líquidos cuya materia prima es vegetal y que destacan por su intenso aroma. Pueden elaborarse a partir de infinidad de árboles y plantas, tanto con sus raíces como con las hojas o las flores.

Para su difusión puedes utilizar una botella con pulverizador. Llénala de agua y añádele unas gotas de tu aceite esencial favorito. Disuelve dos cucharadas de bicarbonato en agua caliente y añade medio vaso de zumo. Deja que se enfríe antes de pulverizarlo.

Otro tipo de difusor es el que actúa por el calor de una vela. El aceite se vierte en una base y el calor hace que se vaya evaporando y difunda la fragancia por el ambiente. Nunca lo dejes encendido al salir de casa. También los puedes encontrar eléctricos, con un depósito en el que echar el agua y las gotas de tu aceite esencial favorito, en seco o ultrasónicos.

Debes tener en cuenta la habitación en la que quieres utilizar el difusor. Los aromas no serán los mismos en el salón que en el dormitorio. En este último las fragancias deberán ser suaves y relajantes como la manzanilla, la lavanda, las rosas, el jazmín, el jacinto o el talco. El romero o el limón pueden ser ideales para cualquier estancia de la casa.