Pez araña, pez escorpión, salvario€ son muchos los nombres con los que se conoce a una especie habitual en aguas del Cantábrico y del Mediterráneo, y que está de actualidad por la muerte de un menor de 16 años en la playa grande de Platja d'Aro (Girona) el pasado 15 de agosto.

Los padres del joven, vecino de Montagut i Oix (Girona), han asegurado que, según los resultados de la autopsio, el adolescente sufrió un "shock" anafiláctico por la reacción a una toxina tras la picadura de un pez araña.

El pez araña (Trachinus araneus), que puede llegar a medir medio metro, vive semi-enterrado en fondos arenosos y sólo deja al descubierto los ojos y la primera de las dos aletas dorsales que posee, formada por seis o siete radios duros de color negro conectados a una glándula de veneno.

Según fuentes cercanas al caso, la pequeña herida de entre 2 y 3 milímetros que presentaba el menor en la traquea, cerca de la nuez, y unas marcas en su rostro hacían sospechar, tanto a los investigadores como a la familia, que no se trataba de un ahogamiento al uso.

La autopsia ha estado a cargo del Instituto de Medicina Legal (IMLC) de Girona y se está a la espera de los resultados de las pruebas toxicológicas enviadas al Instituto Nacional de Toxicología en Barcelona, aunque, por ahora, todo apunta a una muerte por "shock" anafiláctico por la reacción a una toxina.

La familia detalla en el comunicado que el menor hacía esnórquel "cuando encontró una medusa a 100 metros de la playa que le llevó hasta un pez extraño y muy colorido y con cara de inofensivo, solo lo pudo filmar 30 segundos a distancia, en el último segundo desapareció y le hizo un pellizco mortal instantáneo en la mandíbula".

Los padres relatan lo que recogen las imágenes de la cámara, aunque reconocen no haberlas visto personalmente "por prescripción médica".

Ardor e intenso dolor

La toxina del pez araña, un pez comestible muy apreciado, normalmente causa sensación de ardor e intenso dolor que se calma con agua caliente, aunque también puede ocasionar mareos, náuseas, pérdida de consciencia e incluso la muerte por "shock" anafiláctico. Alrededor de la picadura aparece además un prurito, por lo que resulta fácilmente identificable.

El veneno procede de las espinas de la primera aleta dorsal y del aguijón del opérculo. "La penetración de las espinas o el aguijón en la víctima determina la inoculación de la toxina", explica la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (MEDIFAM).

Estas picaduras se producen de forma accidental "al pisar el pez en su medio natural o al manipularlo fuera del agua, lo que incluye entre las posibles víctimas a bañistas, submarinistas, pescadores deportivos, hombres de mar y cocineros. Los lugares comúnmente lesionados son las extremidades inferiores o superiores", señala la MEDIFAM.

Respecto al tratamiento, el principal para el dolor es aplicar calor, bien sumergiendo la zona afectada en agua muy caliente (45 grados) durante una media hora o aplicando paños calientes. No se pueden realizar torniquetes, succiones o incisiones para extraer el tóxico porque "aumentan el riesgo de complicaciones vasculares y de infección". Tampoco es recomendable el frío.

Hay que limpiar bien la herida (se puede hacer con agua de mar), retirando con la mano posibles restos de espinas, y desinfectarla.

Contra el dolor también se pueden tomar analgésicos, aunque lo más recomendable es acudir cuanto antes a un centro de urgencias para recibir tratamiento.