Es hortera por naturaleza, pero rico, cachas y bien famoso. ¡Qué terrible combinación! Cristiano Ronaldo lo ha vuelto a hacer y sin pestañear ni el ojo izquierdo. Que Messi tiene un Dodge Charger SRT8, pues él conduce el nuevo modelo de la marca francesa Bugatti, del que solo existe un ejemplar (La Voiture Noire) valorado en 11 millones de euros. Que Sergio Ramos luce un pendiente-diamante de 10.000 eurazos, pues el portugués también se lo compra, pero de 25.000. Que Neymar, considerado el jugador más caro del mundo, solicita un metatarsiano nuevo como regalo de cumpleaños, pues el de Madeira se viene arriba y se compra un caserón como autorregalo por su 35 aniversario, que celebrará en febrero. Y no cualquier domicilio, sino el apartamento más caro de todo Portugal. Que a él le gustan grandes. Tanto como para invertir, ojo al dato, 7,2 millones de euros en una planta 14 del número 203 de rua Castilho, la calle más exclusiva de Lisboa.

El apartamento, de 288 metros cuadrados, aglutina tres suites, un comedor, una gran sala, otra de cine, un spa, una piscina con vistas espectaculares, y lo más curioso de todo: la ausencia total de inquilinos, pues CR7 reside en Turín (Italia) junto a su familia, pero quiso de inmediato dicha propiedad al enterarse de que estaban también interesados otros dos multimillonarios portugueses. Lo cierto es que efectivo no le falta. Los veinte negocios marca made in Cristiano Ronaldo, que abarca desde su propio videojuego hasta una marca de ropa interior, zapatos, ropa de cama, gimnasios... van viento en popa. ¡Y se nota! El astro portugués es, además, un hombre de anuncio, una mina publicitaria de hacer dinero y el futbolista que más parné ingresó el pasado 2019 en Instagram. De hecho, acaba de filtrarse a la prensa que por los 54 anuncios que colgó en sus multitudinarias redes sociales recibió un pellizco de 43 millones de euros. Un cómodo colchón con el que en casa hasta el culo le descansa.