Através de las páginas de su último libro, Un zoo en casa, la microfauna con la que convivimos (Ed. Plataforma Actual) no solo conoceremos la increíble biología de insectos, arácnidos o miriápodos, sino que también aprenderemos sobre nuestra propia biología, ya que existe un poderoso y profundo vínculo entre todos los organismos de este planeta. Doctor y licenciado en Bioquímica por la Universidad de Salamanca, estudió las licenciaturas de Ciencias Químicas en la Universidad de Almería y Ciencias Ambientales en la UNED, y es autor, además de este último libro, de El encantador de saltamontes, Bacterias, bichos y otros amigos, El reino ignorado, y Las moléculas de la vida. "Por muy protegida, ordenada y limpia que se mantenga nuestra casa, estará siempre repleta de naturaleza salvaje", sostiene el bioquímico David González Jara. "El interior de cualquier casa conforma un bioma complejo con una enorme biodiversidad; un reciente estudio encontró en un hogar normal un intervalo de entre 32 y 211 especies de tan solo artrópodos", recalca.

¿Cuál es el grupo más habitual que habita en nuestras casas?

Hormigas, moscas y mosquitos, avispas y escarabajos, y les siguen muy de cerca todo tipo de arañas, pero estos son solo una mínima representación de los bichos que conviven con nosotros.

Y en su libro nos acerca a ese mundo oculto.

Sí, lo que he pretendido es aproximar al lector medio, poseedor o no de rudimentos científicos, al desconocido e increíble mundo de los bichos que habitan entre nosotros.

¿Una tarea complicada?

Bastante. Busco despertar el interés y la curiosidad sobre un universo que genera grima en una parte importante de la población, y hay que reconocerlo también, que para una mayoría no presenta interés alguno.

¿Qué conoceremos a través de sus páginas?

No solo los organismos con una biología y unos comportamientos asombrosos, sino que también descubriremos los vínculos que compartimos todos los seres vivos de este planeta.

La mayoría de nosotros tenemos miedo a los insectos, arácnidos, miriápodos... ¿Es normal?

Es lógico, porque algunos de estos minúsculos animales han demostrado ser peligrosos para el ser humano. Algunas especies de mosquitos o de garrapatas actúan como transmisoras de enfermedades mortíferas, y ciertas arañas, aunque realmente pocas, poseen potentes venenos capaces de darnos más que un disgusto serio.

Pero la mayoría de estos animales serán inofensivos para los seres humanos.

Exacto. El desconocimiento que muchas personas tienen sobre su peligro es el responsable del miedo hacia estos bichos. Por eso, intento dar una visión más completa de la microfauna con la que convivimos, así que aún sabiendo los peligros que van asociados a algunos de ellos, comprendemos que son organismos complejos, de una biología sorprendente, y que la inmensa mayoría resultan inofensivos, cuando no beneficiosos, para el ser humano.

En algunos países los insectos son incluso un manjar gastronómico.

El consumo de insectos proporciona una abundante fuente de proteínas de gran riqueza biológica, al tiempo que tienen muy escasos niveles de grasa y azúcares. Y desde el punto de vista ambiental su consumo igualmente es positivo.

¿Por qué?

Porque se gastan muchos menos recursos en forma de agua y energía en criaderos de insectos que en macrogranjas de vacas o de cerdos.

¿Se comería usted un insecto?

No. La alimentación hunde sus raíces en aspectos culturales; solo pensar en comerme un escarabajo o un grillo se me revuelve el estómago.

¿Por qué cree que algunas personas tienen miedo irracional a estos bichos?

Hay que diferenciar entre fobias y aversión hacia estos pequeños animales. Para los que tienen fobia, tal vez cierta ignorancia les puede resultar más tranquilizadora. Pero también opino que la mejor manera de eliminar un miedo, por muy irracional que sea, es conocer con cierta profundidad eso que nos genera temor. Por eso, si lees y sabes qué son realmente los insectos, los arácnidos o los miriápodos los mirarás de otro modo.

Algunos de estos parásitos evolucionan junto a nosotros.

Sí, por ejemplo, los piojos. Estos bichos no se pueden entender si no es viviendo de nuestra sangre. A diferencia de otros parásitos, como mosquitos, pulgas o garrapatas, los piojos solo viven si se alimentan de los humanos. Los chimpancés poseen su especie particular de piojos y los gorilas también. Sin embargo, los humanos tenemos hasta tres especies de piojos habitando con nosotros: los de la cabeza, los de la ropa y las ladillas. Y solo desaparecerán de nuestras vidas cuando el último individuo de nuestra especie también desaparezca.

Muchos de estos bichos tienen una gran variedad y complejidad de mecanismos de comunicación...

Sí, uno que ya quisieran para sí las mejores empresas de publicidad. La visual y la auditiva constituyen dos importantes vías de transmisión de la información entre los bichos, pero el canal de comunicación que con más frecuencia y con mayor eficacia utilizan es el olfato.

Se muestra usted muy crítico con los insecticidas. ¿Por qué?

Soy contrario a su uso de forma continuada e indiscriminada, aunque hay circunstancias, como una plaga o una infestación, donde los insecticidas, en manos de profesionales, pueden ser la única herramienta eficaz. Pero los insecticidas son compuestos químicos tóxicos, y en general muy inespecíficos, con los que se eliminan la mayoría de los bichos inofensivos. Sin embargo...

¿Qué?

La costumbre de regar la casa con insecticidas no tiene utilidad, ya que estamos matando moscas a cañonazos. Además, eliminamos de forma indiscriminada gran parte de la microfauna que vive entre nosotros y que no solo es peligrosa, sino que además pueden resultar beneficiosa.

¿Cuál es la alternativa?

Vendría marcada por conocer los animales con los que podemos compartir nuestra casa sin que nos causen molestias y diferenciarlos de aquellos otros a los que debemos eliminar o impedir que se instalen. Nadie quiere compartir su hogar con pulgas, garrapatas o cucarachas. Sin embargo, no tengo inconveniente en que en el desván se instalen arañas.