AUSTRALIA. Un hombre de nacionalidad australiana ha perdido la vida como consecuencia de una intoxicación a los tres días de haberse comido un lagarto vivo. La víctima, David Dowell, padre de tres hijos, apostó las navidades pasadas que era capaz de comerse una pequeña lagartija viva sin hacerle ascos. Dos días después tuvo que ser ingresado de urgencia. Los médicos le diagnosticaron salmonelosis, comentó su hermana, Hannah Dowell, a The Sydney Morninng. Sus síntomas incluían vómitos, hinchazón abdominal masiva y encharcamiento pulmonar. El 11 de diciembre, Dowell fallecía en el hospital tras sufrir una falla masiva de los órganos. "Básicamente se pudrió de dentro hacia afuera", explicaron sus familiares. Seis meses después, sus allegados buscan una explicación. "No sabemos al 100% cómo pasó, pero en el certificado de defunción real sí se mencionó la ingestión de un gecko, así que supongo que fue eso", dijo la hermana.