a distancia interpersonal, mamparas y mascarillas están creando grandes obstáculos para la comunicación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el efecto atenuante y distorsionador de las mascarillas sobre el sonido del hablante puede reducirlo entre 3 y 12 decibelios.

Esto lo notamos todos, pero limita enormemente a las personas con hipoacusia (pérdida auditiva), tanto si tenían un problema auditivo previo no detectado o tratado, o si llevan audífonos que no están correctamente ajustados a sus necesidades o desactualizados.

Ellos no distinguirán adecuadamente los sonidos y las palabras, afectando gravemente a su comunicación y bienestar, actual y futuro.

por qué no hay que esperar a tratar los problemas de audición

La pérdida auditiva hay que tratarla cuanto antes. Es fácil entender el porqué si conocemos el problema: Los sonidos hacen trabajar al cerebro y éste debe estar fresco y activo para seguir identificando y asociándolos a conocimientos. Es decir, que si oímos "agua", nuestro cerebro lo conecte con el conocimiento de la imagen del agua (en un vaso, en un río o saliendo del grifo), la necesidad o ganas de beberla, etc. Si nuestro cerebro deja de percibir adecuadamente sonidos, se "desentrena", y va perdiendo esa capacidad de ejecutar correctamente muchas funciones asociadas a la audición.

Por ello, las consecuencias pueden ser mucho más graves y diversas que sólo "quedarse fuera de la conversación".