Terapias como la de acudir a una gato-teca o el suministro de ciertos fármacos, son solamente algunos de los procedimientos recomendados para los síntomas de la soledad.

En el Estado español, el 5,2% de la población sufre de este estado de ánimo. Un dato que hace saltar las alarmas de médicos y especialistas.

Sin embargo, la mayoría de personas pueden sufrir ciertos episodios, aunque sean de a corto plazo, durante sus vidas. No obstante, existe una gran diferencia cuando se da lo denominado como soledad crónica.

Una enfermedad silenciosa

La soledad continua puede afectar incluso a la persona más sociable. Ser "el alma de la fiesta" no te excluye de caer en soledad crónica.

Como una de las enfermedades top de la lista, es de carácter silenciosa y puede atacar a cualquier colectivo, tanto a niños, jóvenes o mayores.

Vivimos en un mundo en el que, de manera literal, pagaríamos por un abrazo. Un claro ejemplo es el de la compañía norteamericana ‘Cuddle Up To Me’ (abrázame o acurrúcate conmigo), una iniciativa, que, lleva más de cinco años dando abrazos, aunque de ‘manera profesional’.

Es decir, los integrantes de dicha corporación ofrecen un servicio porque, según sus palabras: “Si una persona me ofrece una galleta gratis en la calle desconfiaré, no obstante, si trata de vendérmela, el resultado será diferente”.

La soledad y su repercusión en nuestra salud

Según los expertos, los sentimientos de soledad prolongados pueden afectar nuestra salud de diversas formas. Por ejemplo, la soledad crónica puede aumentar los niveles de cortisol en el cuerpo.

El cortisol es una hormona que crea el cuerpo cuando está bajo estrés. Bajo esta sustancia, se pueden producir cambios hormonales e inflamaciones, entre otros.

¿Cómo actuar?

Hacer ejercicio: Se ha demostrado que liberar endorfinas ayuda a nuestro cuerpo a levantar el ánimo y hacer que la persona se sienta mejor.

Los rayos solares: La luz solar sobre nuestro cuerpo aporta múltiples beneficios a nuestra salud mental, aunque siempre se deberán tomar precauciones.

La calidad sueño: Esto está estrechamente relacionado con la salud emocional. La falta de sueño o los malos hábitos a la hora de dormir están relacionados con un sentimiento de soledad y viceversa.