n otoño, nuestro cabello pide auxilio. Está en todas partes: en la almohada, en el peine, en la ducha, en la silla... Aunque este ciclo se repite cada año, la caída del pelo es un tema que nunca deja de preocupar.

Normalmente, perdemos entre 100 y 150 hebras capilares por día. El otoño es la época del año en la que mayor cantidad de pelo se registra debido a la nue va etapa del cabello. Aunque como diría la Academia Española de Dermatología y Venereología, el pelo no cae, se renueva; hay que vigilar esta pérdida porque podría estar asociada a algún tipo de trastorno si se produce de manera excesiva o repentina.

La caída de pelo reaccional se puede desencadenar por diversas situaciones y causas. Esta caída es pasajera, pero existen algunas causas que son muy frecuentes.

El estrés es el principal desencadenante de la alopecia nerviosa y en ocasiones hace que hasta el 70% del pelo se desprenda en grandes cantidades. En este caso concreto, es algo temporal por lo que el cabello podrá recuperar los ciclos normales de vida una vez que cesen los episodios de ansiedad y estrés.

Los cambios hormonales producidos por las pastillas anticonceptivas, un embarazo o la menopausia pueden ser causas importantes en la caída del cabello en mujeres.

El coronavirus también puede incidir en esta caída repentina del cabello. Es una de las secuelas que deja el SARS-CoV-2 y, en la mayoría de los casos, la caída del cabello no se produce inmediatamente, sino dos o tres meses después de haber contraído la infección. Se estima que la pérdida de cabello aparece en el 25% de los pacientes infectados por este virus. Además del estrés emocional y físico que supone superar la enfermedad, la falta de exposición al sol debido a la cuarentena hace que el cuerpo no reciba vitaminas y, por lo tanto, el pelo se encuentre mucho más débil.

Otras enfermedades como la psoriasis, dermatitis seborreica, hipotiroidismo, diabetes, anemia o cáncer provocan pérdida de cabello.

Hay pequeños gestos que pueden prevenir la caída del pelo en otoño.

? Lavado preventivo. Lavar el cabello con regularidad -masajeando el cuero cabelludo desde delante hacia atrás- con un champú que contenga vitaminas y activos revitalizantes. Aclarar con agua fría.

? Tonificar la melena. Sustituir el acondicionador por una de estas fórmulas que no necesitan aclarado y no apelmazan.

? Secar la cabeza boca abajo. De esta manera, se estimula la circulación sanguínea y los impulsos nerviosos hacia el cuero cabelludo. Si el cabello es fino, este gesto ayuda a ganar volumen.

? Cepillado nocturno. Es importante para eliminar la suciedad acumulada durante el día, desintoxicar el cuero cabelludo y eliminar las células muertas. El cepillo tiene que ser de cerdas naturales y suaves.

? Mantener una alimentación adecuada. Una dieta sana y equilibrada garantizará el aporte necesario de oligoelementos, vitaminas, minerales y aminoácidos. La proteína que se puede encontrar en las carnes, legumbres y lácteos son clave para evitar la caída del cabello.

? Cuidar el uso de planchas y secadores de pelo. Usarlos mediante tirones puede hacer que la fibra capilar se desprenda.

? Evitar alcohol y tabaco. Podrían provocar alteraciones hormonales e impedir el funcionamiento adecuado el folículo piloso.

? Beber 2 litros y medio de agua diarios.