Las mujeres nos pasamos una media de 40 años sangrando una vez al mes. Durante 480 meses de nuestras vidas experimentamos el ciclo menstrual, la menstruación, período o regla, si es que no nos avergonzamos de llamar a las cosas por su nombre. Hay quien prefiere referirse al periodo menstrual sin nombrarlo, tal y como ha demostrado la aplicación Clue, con la recopilación de una veintena de eufemismos en español para referirse a ello.

Están recogidos en una encuesta global supervisada por IWHC, la Coalición Internacional de la Salud de la Mujer, realizada a 90.000 mujeres en 190 países diferentes. Entre ellos encontramos los siguientes: 'Inés', 'Andrés' (el que viene una vez por mes), 'cosas de chicas', etc. Dicha encuesta también recoge más de 5.000 eufemismos diferentes para la palabra menstruación en 10 idiomas diferentes. En Reino Unido es frecuente referirse a ella como: Bloody Mary (la sangrienta Mary) y en Estados Unidos es habitual encontrarnos con aunt Flo (la tía Flo).

Amanda Shea, directora de Ciencia de Clue alerta: "Cuando hablamos con metáforas y expresiones crípticas, perpetuamos el tabú en torno a la menstruación e implicamos que es un tema que da vergüenza tratar".

Esta palabra carga históricamente con una profunda contradicción: es sinónimo de fertilidad pero también de vergüenza, puesto que la relación entre la menstruación y la impureza proviene de un estigma milenario, encontrando pasajes sobre el periodo en libros religiosos tan influyentes como el Corán y la Biblia.

Sabemos que cada mes hay que menstruar, pero sin embargo se debe hacer como si no sucediera.

Gracias a la última ola del feminismo el tema está sobre la mesa de diálogo, permitiendo así un debate social abierto sobre este y otros tópicos relacionados con la salud íntima. Este diálogo contribuye a que los ciclos menstruales sean menos estigmatizados y más empoderados, puesto que la falta de información y el desconocimiento son determinantes en muchos aspectos, como en el uso de productos de higiene menstrual sostenible como la copa, las compresas reutilizables y las bragas menstruales.

Para contribuir a esta causa, Platanomelón acaba de lanzar Kiwitas: su propia línea de bragas menstruales que contienen una zona absorbente que resiste hasta 50ml de líquido (equivalente a 6 tampones, o 3 compresas, o 2 copas menstruales). Podemos encontrarlas en su página web y oscilan entre los 15,99 y 31,99 euros, dependiendo del modelo. Si buscamos una alternativa más económica a este producto la encontramos en Primark, donde podemos obtener ropa interior para la regla desde 7 euros y en tres modelos diferentes: mini, hípster y midi.

La Organización de Consumidores y Usuarios calcula que una mujer puede llegar a utilizar 15.000 productos menstruales a lo largo de su vida, gastando alrededor de 4.500 euros en artículos de un único uso, mientras que los productos menstruales reutilizables suponen un ahorro anual de entre 18 y 119 euros por persona. Por ejemplo, una copa menstrual podemos encontrarla desde 9 euros en supermercados o entre 20 y 30 euros en farmacias.

Además, los productos tradicionales tienen un enorme impacto medioambiental, generando unos 45.000 millones de residuos menstruales anuales en todo el mundo. Estos pueden resultar baratos a corto plazo donde no exista pobreza menstrual, porque una de cada cuatro mujeres en Europa, y dos de cada diez en España no puede permitirse comprar los productos menstruales básicos, tal y como ha manifestado la organización sin ánimo de lucro Period Spain, recogiendo 70.000 firmas para solicitar en el Congreso productos de higiene menstrual gratis en edificios públicos y la reducción del IVA de estos al 4%.

Estas razones nos llevan a la conclusión de que se torna necesario implantar un activismo menstrual positivo para la sociedad, con un movimiento de soluciones ecológicas para mejorar esta función biológica normal que afecta a la mitad de la población.