Es especialista en psicopatías y muy rotunda al decir que no debemos relacionar siempre a un psicópata con un criminal, que los hay de todo tipo y que pueden convivir en el despacho de al lado, en el grupo de amigos, o que incluso puede ser la pareja con la que se convive. Paz Velasco, criminóloga con mucha experiencia profesional, señala que el homo sapiens es casi la única especie animal que mata a los suyos por puro placer. Y es, cómo no, aficionada a las series televisivas que tratan esta temática.

Criminalmente y Homo criminalis. ¿Hay mucha diferencia entre los dos libros, ambos escritos por usted?

-En ambos estamos hablando de delincuentes, y en este último hablamos además de cómo se adaptan a la modernidad, a las nuevas tecnologías.

¿Y cómo son estos delincuentes modernos?

-Son los que utilizan redes sociales y otros sistemas de comunicación para cometer sus delitos. También se han adaptado a las nuevas formas de vida en la sociedad y a la economía. Eso sí, todos utilizan ese gran patio de juegos que es internet.

¿Se ha integrado más la mujer en el mundo de la criminología?

-Sí, cada vez somos más las mujeres implicadas en este campo. Hay muchas mujeres que se han incorporado en los últimos años y están aportando sus ideas en investigaciones importantes. La criminología es una ciencia multidisciplinar que cada día avanza más para lograr su objetivo último, que es la prevención de la delincuencia y entender por qué se delinque.

Y siguiendo con la mujer, ¿hay más asesinas o delincuentes en general que en otra época?

-No, lo que ocurre es que las asesinas ahora son más visibles que antes. Incluso también tenemos que decir que hay asesinas en serie. No sé si sabes quién era Locusta.

¿La esclava romana que asesinaba por encargo y a la que se estudia como una asesina de confianza?

-Sí. Fue contratada también por Agripina para que matara a Claudio y a su hijo. Siempre ha habido asesinas, lo que ocurre es que el arma que habitualmente ha utilizado la mujer es el veneno, un arma silenciosa que permitía que muchas mujeres asesinaran de forma impune. Pero a finales del XIX, cuando surge la toxicología forense, la impunidad que daba el veneno cambió totalmente.

¿Y cómo matan ahora las mujeres?

-Siguen utilizando el veneno, aunque menos. Ahora utilizan las manos, y eso se ve cuando matan a algún niño o a sus propios hijos. También utilizan armas o recurren a terceros.

Lo de terceros será para no mancharse las manos de sangre...

-Es una fórmula a la que recurren para matar a maridos o a familiares, pero no nos olvidemos de que hay muchas menos mujeres asesinas que hombres asesinos. El índice de criminalidad es mucho menor, infinitamente menor, en ellas. Sin embargo, sube cuando hablamos de las muertes infringidas a los hijos. Ahí es donde la mujer mata más, y es el crimen más difícil de comprender.

Y el que más puede horrorizar.

-Es que como no lo entendemos es el que más tratamos de justificar, e incluso decimos que posiblemente la mujer estaba sufriendo una depresión posparto. Como especie no somos capaces de comprender actos tan crueles como puede ser matar a un hijo. A veces nos empeñamos en buscar una explicación que sea medianamente racional para poder explicar lo que ha ocurrido.

¿Y no tratamos de justificarlo cuando quien mata a un hijo es un hombre?

-Menos, mucho menos, porque estamos más acostumbrados a la violencia masculina. Nos cuesta comprender cómo vivimos en una sociedad en la que hay mujeres asesinas, mujeres pederastas, en la que tenemos mujeres que están en la cúspide del crimen organizado, en la trata de personas... Y tenemos mujeres narcotraficantes. En México y en Colombia hay mujeres sicarias. Hoy en día la mujer criminal es totalmente versátil. Ya digo que hay menos asesinas, pero las hay.

Está usted especializada en psicopatías, una especialidad cuando menos curiosa.

-Me ha atraído desde siempre. Los psicópatas son auténticos camaleones, y no hablo solo de los psicópatas criminales, porque tenemos psicópatas corporativos y también hay psicópatas emocionales. Son mujeres y hombres que jamás llegan a cometer un crimen, pero que pueden arruinar vidas, arruinar países, economías, familias... Y no solo me refiero al ámbito económico, sobre todo me refiero al ámbito emocional. Es un trastorno de la personalidad que me interesa mucho. Son personas capaces de manipular a su entorno, que sobreviven en cualquier ambiente y que pueden ser muy cercanas: nuestro jefe, el compañero de piso, la pareja, un vecino, un supuesto amigo... Ejercen una serie de conductas pensando solo en su propio beneficio.

Hablemos de matar por placer. Podemos entender motivos de celos, de dinero, de amor, de desamor... Pero ¿por placer?

-Parece complicado de entender. Nosotros, los homo sapiens, somos los únicos que matan a sus semejantes por placer. Salvo dos o tres especies muy extrañas, somos los únicos que matamos por matar.

Todos tenemos la capacidad de matar, ¿no?

-Sí, totalmente de acuerdo, todos podemos matar en un momento de estrés, de amenaza, defendiendo a alguien o en defensa propia, pero eso no implica que todos podamos convertirnos en asesinos.

Mentes criminales, la saga CSI, Bones y un largo etcétera son series televisivas que atrapan a muchos espectadores.

-Siempre hemos tenido una curiosidad innata por los crímenes. Hay que recordar cuando se publicaba ese periódico tan famoso, El Caso. El crimen vende. Nos interesa, a unos por morbo y a otros por investigaciones académicas, y eso hace que haya hordas de fans de series como las franquicias de CSI o Mindhunter, entre otras.

¿Y qué es lo que nos atrae?

-Todo, y el espectador ve siempre resuelto el caso, aunque se encuentre ante un crimen muy truculento, un crimen que tiene muchas veces unas características un tanto especiales que rozan incluso la ficción.

Es que ciertamente son ficción, ¿o no?

-Hay casos que podrían ser realidad. Siempre me agarro a que la realidad supera a la ficción. En esas historias entran muchos elementos: una víctima, un asesino, unos investigadores, una investigación... y todo se convierte en una cadena que engancha mucho.

¿Pero se ajustan en algo a la realidad?

-En el caso de CSI, que en España sería un símil de la policía científica, se ve cómo se investiga, cómo se llega a la escena del crimen o los procedimientos. Puede resultar una serie bastante real.

¿Pero?

-Lo que ya no es tan real son lo tiempos en los que se resuelven los casos desde que se obtiene una prueba frente a los resultados. No cotejas una huellas o un resto de ADN y tienes los resultados en minutos, eso no. La realidad es bastante más compleja.

¿Cuál es para usted la serie más real?

-Respecto a mentes criminales y asesinos múltiples, para mi la serie más real de todas creo que es Mindhunter. Todo lo que se cuenta ahí es verdad. Si alguien quiere ver una serie relacionada con la criminología, le recomiendo ver Mindhunter, porque en ella aparecen los primeros analistas de la conducta.

Vamos, que a usted también le gusta este género.

-Veo algunas series. Me falta mucho que ver de Mentes criminales y tengo que reconocer que soy más de ver una película completa, pero también es cierto que hay series que no dejo pasar. Sé que no todo lo que aparece en ellas se ajusta a lo real, pero son un buen entretenimiento.