En Nueva York un hombre se ha servido de un ramo de flores para llevar a cabo un robo en un banco. El ramo no tenía ningún gas somnífero; ni el ladrón encandilaba a una trabajadora para que le dejase marchar con el dinero a cambio de vagas promesas románticas. Sencillamente el bandido se servía de la imaginación y el miedo de los trabajadores del banco. Así, portaba un sencillo pero abundante ramo, se acercaba a la ventanilla libre y pasaba una nota en la que ponía: "Dame todos tus billetes de cien y cincuenta. No seas un héroe". La exaltada mente de la víctima hacia el resto. No se le había dicho en ningún momento que hubiese un arma, pero con los nervios se daba por hecho que estaba escondida entre rosas y gladiolos. La policía no ha podido encontrar todavía al ladrón, que en último golpe se hizo con 440 dólares (unos 340 Euros). Se habla de "último golpe" porque el florido ladrón ya había llevado a cabo otro robo en otro banco, esa vez armado con una planta metida en su maceta.
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