Carrie, Charlotte, Miranda y Samantha revolucionaron el mundo de muchas mujeres entre 1998 y 2004. Ellas eran las ficcionadas protagonistas de una historia escrita en clave de transgresión, sobre todo sexual, y habían nacido primero como personajes de papel en el libro de Candace Bushnell Sex and the city. Sarah Jessica Parker, Kristin Davis, Cynthia Nixon y Kim Cattrall fueron las actrices que se metieron en la piel de ellas y que con el éxito de la serie relanzaron sus carreras.

Ahora, HBO ha anunciado que en primavera retomará esta historia, aunque no lo va a poder a hacer con las cuatro protagonistas. Kim Cattrall, Samantha, ha dicho que no, al parecer por sus ya conocidas y largas diferencias, que se supone irreconciliables, sobre todo con Sarah Jessica Parker. Cattrall no está dispuesta a volver a formar parte del engranaje ni por diez millones de dólares, y no es una cifra metafórica, sino la que van a cobrar sus tres excompañeras por el proyecto completo.

¿Por qué Kim Cattrall ha dicho que no? Su primer motivo para esta negativa es su enemistad con la Parker, aunque el enfado también es extensible a sus otras dos compañeras de ficción. Ha descrito a las tres como personas tóxicas y asegura que nunca las ha sentido como sus amigas.

Puestas así las cosas, Parker, Davis y Nixon son ahora las productoras ejecutivas de una secuela que va a mostrar la evolución de estas mujeres pasados los 50 años (con 30 todo parece más fácil para una vida glamurosa, desenvuelta y sin excesivas cortapisas) y el proyecto va a tener que justificar en su guion la ausencia de Samantha (Cattrall) porque las cuatro eran uña y carne en la ficción, aunque como queda dicho, no en la realidad.

Se sabe muy poco de cómo van a ser las tramas y se supone que plantearán una continuación de los éxitos y fracasos amorosos, y también de las conquistas laborales, de las tres protagonistas.

La ausencia de Samantha tiene fácil resolución, al menos en teoría. En la sexta temporada sufrió un cáncer de mama y fue tratada por ello. Pudiera ser que la situación no se hubiera resuelto favorablemente y los guionistas la hagan morir. No es una certeza, pero se especula con que podría ser la forma más directa y creíble para que el grupo de amigas pase de cuatro a tres.

Lo que fue

Volviendo al pasado, al momento de esplendor de la serie, tenemos que recordar que estas cuatro mujeres se convirtieron en iconos de distintas formas de vida. Sus historias sentimentales, la forma en la que se vestían y sus diferentes modos de abordar sus profesiones se acabaron convirtiendo en el sueño y la envidia de muchas espectadoras, aunque los fans masculinos en absoluto se quedaban atrás.

La serie se convirtió en un gran éxito televisivo y también tuvo una audiencia considerable cuando se editaron las temporadas en CD. Luego llegaría el cine, pero eso es otra historia, más pensada para estirar el éxito que otra cosa.

De las cuatro protagonistas, dos fueron las que más se lucraron de la fama de sus personajes: Sarah Jessica Parker y Cynthia Nixon. Kim Cattrall y Kristin Davis quedaron más en suspenso, aunque también rentabilizaron su parte de fama.

Como queda dicho, aunque el grupo se disolvió tras la sexta temporada, volvió a reunirse en 2008 y en 2010 para protagonizar las películas del mismo nombre. No tuvieron la repercusión que se esperaba y el proyecto de hacer más largometrajes sobre Sexo en Nueva York quedó paralizado. En 2013 se estrenó una precuela basada en el personaje de Carrie Bradshaw, The Carrie diaries. Tuvo dos temporadas y desapareció con la misma discreción con la que llegó.

¿Qué ha quedado de esta serie, que enseñó otros mundos a los espectadores? Quizá la lección más palpable era que la amistad está por encima de todo, al menos en la ficción. Las cuatro amigas van mostrando su solidaridad cuando la vida pone trabas en la vida de cada una de ellas. El consumismo también es una constante a lo largo de las seis temporadas; cabe recordar la pasión del personaje Carrie Bradshaw por los zapatos. Hasta Imelda Marcos hubiera palidecido al ver su colección, con especial apetencia hacia los Manolos.

La relación con los distintos amantes que pasan por sus vidas también es un signo de identidad de las cuatro protagonistas, una pasión que cada una de ellas gestionaba a su manera.

Dentro de la maraña de relaciones que presentaba Sexo en Nueva York, dos de los personajes eran antagonistas. Mientras Charlotte buscaba el amor para siempre y exudaba romanticismo por todos los poros, Samantha se ocupaba con sus sarcasmos de ponerle los pies al suelo para que viera que las rosas tienen espinas. Ella era una devoradora de hombres que tenía a sus compañeros y amigos a sus pies y suplicando.

Otra de las sentencias que dejó la serie fue la necesidad de independencia de cada uno de los personajes, y como consecuencia, la importancia de sus ambiciones profesionales. Todas mostraban la presión que sufrían en sus respectivos trabajos para mantenerse en lo más alto. Carrie era la que tiraba del carro, escribiendo un diario y publicando una columna en un periódico, igual que lo hacía en la vida real la autora del libro que dio lugar a esta historia televisiva. Miranda era una agresiva abogada, Charlotte gestionaba una galería de arte y Samantha se dedicaba con éxito al mundo del marketing y las relaciones públicas.

A falta de saber qué es lo que ha pasado en los casi veinte años que hay entre Sexo en Nueva York y And just like that, solo queda esperar a ver cómo resuelven los guionistas la desaparición de Samantha y las vidas de las otras tres protagonistas.

Mientras, la autora de la historia, Candace Bushnell, conocida columnista neoyorquina, lanzó en 2019 Is there still sex in the city? (¿Todavía hay sexo en la ciudad?). Sin embargo, en su último libro publicado en la primavera pasada, cambia el pie y se acerca a posturas más feministas reconocidas en el movimiento #MeToo, Rules for being a girl (Reglas para ser chica).