Pasaiako Itsas Festibala ya está aquí. La muestra marítima arriba a la costa guipuzcoana con el buen sabor de boca que dejó la edición anterior, la de 2018, y con la intención de "celebrar la bonita historia marítima que ha tenido Euskal Herria y que todavía no conocemos como es debido", en palabras del director del festival, Xabier Agote.

La gran acogida de la pasada edición ha permitido aumentar el número de embarcaciones que acogen el puerto y el canal pasaitarras a lo largo de estos días; los 115 barcos de 2018 se convierten en más de 160 en 2022, entre goletas, bateles, veleros y otros tantos navíos.

Cabe destacar que las naos se reparten en dos categorías, dependiendo de su tamaño. Por un lado, las que denominan como "de gran porte", que son aquellas de grandes dimensiones y de las que se puede conocer también su interior; este año hay cinco de estas características, cuatro más que en la edición anterior. En el segundo grupo, estarían todas las demás.

En medio de ese mar de embarcaciones, hay varias citas ineludibles. Entre las de gran tamaño, Agote recomienda especialmente dos. Una es Marité, una goleta francesa construida en la localidad normanda de Fecamps, de casi 45 metros de eslora y que este año cumple su centenario. Como curiosidad, en sus comienzos fue utilizada para pescar bacalao en Terranova, por lo que el director del festival asume que allí "se encontraría con algunos barcos vascos, sin duda". El otro es Oosterschelde, una goleta holandesa de 1917, con 50 metros de eslora y que posee el título de "monumento" en su país natal.

También destaca la presencia de la réplica del barco ruso Shtandart, con el que pretenden aportar un punto "humanista" a este espectáculo y que se convierta "en signo de la convivencia", en el actual clima bélico a raíz de la invasión rusa sobre Ucrania.

Los cinco buques de grandes dimensiones están atracados en San Pedro y, además de disfrutar de su exterior de manera gratuita, pueden visitarse por dentro, adquiriendo entradas para cada uno de ellos, que cuestan seis euros para las personas adultas y tres euros para los niños y niñas. El resto del festival será gratuito.

Pero también hay naos curiosas entre aquellas de menor envergadura, que están amarradas en el canal y también navegando por el puerto. Una de ellas, con la que Agote está "conmovido" es Piueiro, la réplica de un barco de pesca gallego, que partió casi desde la frontera con Portugal, navegada por un grupo de personas jubiladas, y al que se le rompió el motor cerca de A Coruña. Tras una campaña de crowdfunding para costear el arreglo, han conseguido llegar a Pasaia.

También está la opción de viajar a las historias fantásticas de Julio Verne, a través de una réplica "especial" de su velero, o aprender más sobre la sostenibilidad, con barcos como Atyla o Scylla, ubicados enel muelle de Trintxerpe. Allí también está presente la ONG SMH-Aita Mari, con no tiene expuesta la embarcación que utiliza para rescatar migrantes en el Mediterráneo, pero sí una patera, para que la ciudadanía pueda ver de cerca cómo son.

Además de todas las embarcaciones este festival "tres en uno", como lo califica Agote, se compone de un sinfín de actividades culturales más. Una banda sonora diversa recorrerá las calle en los próximos días, con más de una decena de conciertos, además de batucadas, txarangas o incluso otxotes. Pero hay una de ellas que tiene un toque marítimo, y es el recital de bertsos con Amets Arzallus y Jon Maia como protagonistas. Tendrá lugar este sábado a las 18.00 horas en el río Molinao, con los bertsolaris sobre bateles y el público disfrutando del evento desde tierra.

El festival también ha puesto la mira en el público infantil, para el que ofrece actividades como talleres o la actuación de Pirritx, Porrotx eta Marimotots.

Tras las embarcaciones y los eventos musicales, la tercera pata de este festival es la artesanía. Este año, por ejemplo, la personas que se acerquen a Pasaia pueden ver cómo una docena de herreros trabajan el hierro.

Siendo este un festival mayoritariamente exterior, no tiene aforo de visitantes, salvo en el caso de los barcos que se puedan ver por dentro. Eso sí, teniendo en cuenta sus calles estrechas, la organización ha decidido no incluir ningún evento en el barrio de San Juan, para permitir una circulación fluida a sus vecinos y vecinas.

La edición de 2018 tuvo "de imprevisto" 125.000 visitas, lo que "nos empujó a volver a organizar" el festival. Este año, Agote confía superar esa barrera, siempre que el tiempo acompañe. Por ello, el director de Itsas festibala invita a la ciudadanía a acudir en transporte público, aprovechando que, "por suerte, Pasaia tiene buena conexión".