El teléfono móvil nos ha abierto la puerta a estar continuamente conectados a internet. Navegar por la red, interactuar en las redes sociales, escuchar música, ver series o películas, trabajar o realizar compras on line forman ya parte de nuestra rutina diaria.

Esta facilidad para contectarnos a la red tiene una seria contrapartida y es que, si no sabemos decir basta, nos absorberá de tal manera que puede llegar a generar en nosotros una peligrosa adicción

Aunque no lleguemos a caer en esa dependencia, si prestamos demasiada atención al móvil esteremos perdiéndonos muchas cosas interesantes que ocurren a nuestro alrededor.

Y no es para tomárselo a broma, ya que un estudio realizado el año pasado por la empresa NordVPN ha concretado el tiempo que pasamos a la semana pegados a una pantalla: alrededor de 58 horas (20 por trabajo y 38 por ocio). Si tomamos como referencia la esperanza de vida, que es de 83,4 años, pasaremos a lo largo de nuestra vida un total de 28 años, 9 meses y 10 días conectados a internet, es decir, prácticamente un tercio de nuestra existencia.

Con estos datos en la mano no es de extrañar que sean muchos los padres preocupados por la relación de sus hijos con las nuevas tecnologías. Según otro estudio de esta compañía, el 88% de los padres cree que los niños son adictos a los dispositivos electrónicos y, sin embargo, un 85% es consciente de que confía demasiado en las pantallas para tener a sus hijos ocupados.

Un hombre consulta su móvil mientras trabaja. Freepik

Pero, ¿cuáles son los riesgos de un uso excesivo de las pantallas por parte de los niños? El acceso de los niños a las nuevas tecnologías ha modificado sus rutinas, su ocio y su forma de relacionarse con otras personas. Utilizar estos dispositivos sin ningún tipo de filtro puede perjudicar a su desarrollo, a su salud y a su creatividad. Algunos peligros que encierra este abuso de las pantallas son:

1- Contenidos inapropiados. Un uso no supervisado por parte de los padres puede exponer a los niños a contenidos no apropiados para su edad, a un uso inapropiado de sus datos personales y confidenciales y al ciberacoso. Un 82% de los niños entre 8 y 12 años, según NordVPN, tiene prefiles en redes sociales y apps de mensajería.

2- Problemas de autocontrol. Puede ser también el origen de un déficit de atención, problemas de ansiedad, mayores niveles de depresión infantil, insatisfacción con la imagen corporal y mayor fracaso escolar. 

3- Daño psicológico. A la larga puede afectar a su desarrollo y a su capacidad de aprendizaje. Las pantallas compiten con la conversación y la lectura, lo que dificulta la adquisición del lenguaje y la comprensión de textos.

Dos niñas juegan con una tablet sentadas en el suelo. Freepik

4- Riesgo de hiperactividad. El exceso de estimulación que el niño recibe contribuye a aumentar su nerviosismo y la necesidad de moverse lo que aumenta la posibilidad de sufrir hiperactividad.

5- Obesidad. Está relacionado con enfermedades como la obesidad infantil y la diabetes debido a la falta de ejercicio. 

6- Menos juego. El abuso de pantallas fomenta la pasividad en los niños y les quita tiempo para interactuar con otras personas y jugar, algo que resulta esencial para el desarrollo de la inteligencia, el aprendizaje y las habilidades sociales de los niños.

7- Problemas de sueño. Tener la televisión o las consolas en la habitación de los menores no es buena idea ya que puede acarrearles problemas de sueño, pesadillas y despertares nocturnos.

Como conclusión, la tecnología bien utilizada resulta muy útil, pero se convierte en un problema cuando abusamos de ella. Fomentar un uso equilibrado, establecer límites y dar buen ejemplo a los menores son algunas claves para ayudar a los niños a gestionar mejor su tiempo delante de las pantallas.