Una anécdota familiar vinculada con un viaje de Blanca Camell (Barcelona, 1990) hizo con sus padres y hermanos la Selva de Irati a principios de los años 2000, cuando ella era preadolescente, motivó la realización del corto documental Renacuajos. La cineasta ha vuelto a ese paraje natural navarro veinte años después, y ha filmado esa experiencia en una película que reflexiona sobre la transmisión de la memoria y la acumulación de imágenes familiares.

¿Cómo nació ‘Renacuajos’?

Al preguntarme por Navarra para participar en X Films, la primera cosa que me vino a la cabeza fue un viaje que hice con mi familia a los 12 o 13 años. Empecé a investigar y a buscar las fotos de aquel viaje para ver si encontraba en ellas alguna cosa que me interpelaba o que me hubiera marcado. Y ocurrió la anécdota que lanzó la idea de película, y que cuento en el corto, y es que esas fotos no existían. Lo que tenía en mi cabeza y que para mí eran fotografías familiares que pensaba que había visto varias veces, eran recuerdos. Me di cuenta entonces de lo frágil que es la memoria, los recuerdos, cómo se confunden, cómo la memoria es una construcción; es algo que ya sabemos pero que viví en primera persona en relación a esa memoria familiar. Sí había unas diapositivas de aquel viaje que yo nunca había visto, y al descubrirlas, sentí eso tan interesante en relación a la imagen: esa especie de huella tan subjetiva.

“Hay un tema que me interpela como madre y como cineasta: de qué manera filmar a mi hijo y qué hacer con todo ese material”

Construimos los recuerdos de forma muy personal...

Sí. Viví en primera persona esta extrañeza de la memoria como una construcción que cambia, como algo escurridizo, muy subjetivo. Y, tras ver las diapositivas de aquel viaje, decidí ir a esos mismos lugares este verano pasado con mi hijo y mi compañero, y filmar ahí este viaje que íbamos a hacer para la película, con el objetivo de plasmar lo cotidiano de este viaje imitando la forma amateur de las filmaciones de viajes de familia, y cuestionar así un tema que me interpela desde que he sido madre: de qué manera filmar a mi hijo, y qué hacer con todo este material fotográfico y de vídeos que le he dedicado desde que ha nacido. Porque en nuestra era contemporánea nos relacionamos con las imágenes de otra manera, y me di cuenta de que en el primer año de vida de mi hijo le había sacado más de diez mil fotos. Entonces me cuestionaba como madre y como cineasta, qué hará él con ese material, cómo se relacionará con estas imágenes.

“Las imágenes dejan una huella, pero la manera en que leemos esa huella nunca acaba de ser objetiva”

Si perdurarán...

Claro. Como accederá a ellas, cómo esas imágenes lograrán reconfigurar su memoria o crear recuerdos. Entonces la idea en este viaje que he hecho ahora mi familia, con la familia que he creado yo, ha sido filmarlo en Super 8, como un gesto dedicado a limitar el metraje. Y también me interesaba hacer un juego en el montaje, a posteriori, de texturas de imágenes de tres categorías –Super 8, de diapositivas y de móvil– que se confundiesen a nivel temporal, para trabajar esa idea de que la memoria es confusa, cambiante, escurridiza.

Las fotografías fijan instantes, pero la vida es cambio permanente, constante evolución, movimiento. Ahí está ese choque.

Totalmente. Lo que era interesante es que las imágenes dejan una huella, pero es muy subjetiva la manera en que leemos esta huella; nunca acabamos de estar en contacto con una verdad, aunque hayamos imprimido en un carrete de diapositivas, de fotografías o de Super 8, hayamos capturado una luz y algo real; nunca acaba de ser objetivo.

“Estoy muy agradecida a X Films, me ha dado la oportunidad de lanzarme a hacer una película puramente ensayística”

¿Qué recorrido espera para esta película?

Como la he acabado hace muy poco, no he tenido tiempo de dedicarme a la distribución, pero la idea es intentar presentarla en otros festivales, intentar que se vea, que se mueva, y a ver si puede llegar al público.

¿Cómo valora su paso por XFilms?

Estoy muy muy agradecida y me siento muy afortunada de haber formado parte del proyecto. Tuve la suerte de que mi proyecto fue el elegido, y ha sido una oportunidad única llevar a cabo este documental. Es difícil levantar películas, el cine es un arte colectivo que necesita de soporte, de medios, y la iniciativa de X Films es muy valiosa. Estoy muy contenta porque me ha permitido explorar algunos temas o inquietudes que tengo desde hace tiempo a nivel cinematográfico, y sin este apoyo quizá no habría tomado este riesgo; porque normalmente hago películas que tienen mucha más ficción, y en este caso me he lanzado a hacer una película puramente documental, ensayística.