El velatorio por el pintor y escultor se celebrará este sábado y domingo en el tanatorio Funeraria Bilbaína y será abierto a todo el mundo que quiera despedirse del artista. “La familia hemos decidido abrirlo a todos los que quieran despedirse de mi padre”, explicó a este periódico uno de sus hijos Irrintzi Ibarrola. El acto de despedida final será en la intimidad de la familia.

Casualmente hoy también se iba a inaugurar en el museo de Durango la exposición A base de papel. Papera ardatz, que recoge las últimas creaciones realizadas hasta el pasado año por el artista vasco. Se ha suspendido el acto de inauguración, pero se ha decidido abrirla al público. “Este es mejor homenaje que le podemos hacer a mi padre”, aseguró Irrintzi Ibarrola.

La selección de obras expuestas muestra la actividad de Ibarrola en el estudio de su caserío de Oma, en su cotidiana labor de investigación en el campo de las leyes que rigen la relación entre los elementos básicos de la pintura moderna-contemporánea (forma, línea, color, masa y volumen).

El comisario de la exposición es el hijo del artista, quien ha destacado que el eje fundamental de la exposición es la utilización del papel como soporte de la obra y el objetivo es mostrar “el aspecto más intimista y experimental” de su trabajo.

COMPROMETIDO CON SU TIEMPO

Su hermano, José Ibarrola, también pintor e ilustrador, se refirió ayer a su padre “como un referente en el mundo artístico del siglo XX, uno de los tres grandes de aquí junto con Eduardo Chillida y Jorge Oteiza”. “Estuvo muy comprometido con su tiempo, vivió en un momento muy intenso, y con la gente; política, social y humanamente; y profundamente comprometido con el arte”, comentó.

José Ibarrola considera que su padre fue un “titán”, como demuestra que toda su obra es “titánica” en cuanto a las dimensiones, como sus intervenciones en la naturaleza o sus esculturas urbanas. Destacó la “capacidad de trabajo y de creación tremenda” que demostró Agustín Ibarrola, que debe ser un “referente para muchos como artista y por su actitud ética”.

José Ibarrola reconoció que en lo personal ya estaba “preparado” para la muerte de su padre porque “con 93 años te lo esperas” en cualquier momento.