Navarra es tierra de escaladores por excelencia y, aunque ya se han escrito varias guías de escalada diferentes formatos, Carlos Velázquez ha dado un paso más con su nueva Guía de Escalada en Navarra, una recopilación publicada en junio que, más que información simple, es una oportunidad para mostrar su forma de entender la escalada.

Esta guía llega renovada y aumentada, con años de experiencia detrás y un trabajo arduo realizado durante más de cinco años con el objetivo de que los escaladores acierten con la vía que buscan. A partir de este domingo, se podrá adquirir en Diario de Noticias de Navarra.

Para ello, Velázquez, junto a más de 60 colaboradores, ha reunido información fiable y contrastada de las 29 zonas de escalada de Navarra. “Cada raya, cada dato y cada foto se han hecho con una planificación e intención. Es la misma atención que pongo a pie de pared antes de encaramarme para hacer una vía”, escribió.

Escalador desde los 16 años, Velázquez asegura sentirse privilegiado por haber vivido más de 40 años sobre la roca y calcula haber equipado cerca de 500 vías, trabajos que plasma en su nuevo libro para que cualquier persona que quiera escalar en Navarra pueda acceder a esa información.

“No es una guía para escaladores de alto nivel ni lo contrario. Es un poco para todos y hay de todo”, contaba, porque el creador de esta guía defiende la idea de que “la escalada la puede hacer y es para cualquiera”. Como bien decía Velázquez, “no tiene más valor lo que hace un escalador de alto nivel que lo que hace uno que está empezando; cada uno tiene que encontrar su forma de entender, vivir y hacer escalada, independientemente del grado que haga o su género”.

Velázquez ha encontrado la suya, y la plasma en este libro: “A veces puede parecer que yo sé todo y vengo a contar cómo hay que hacer las cosas. En absoluto. Cuento lo que a mí me parece o cómo entiendo la escalada”. “Esta es una guía de todos, hecha entre muchos”, afirmaba el escalador con satisfacción.

“Hacer esta guía es consecuencia de haber hecho otras antes, hay una continuidad, aunque esta es muy distinta”, desarrolló, “hay una actualización de información, aparecen algunas zonas nuevas, hay vías nuevas y reparadas”. Una de las diferencias con su anterior guía, de 2009, es el cambio de los dibujos a las fotografías.

“Por otro lado, esta guía ha sido una oportunidad para contar qué es para mí la escalada: cómo la vivo, cómo la siento, qué es”. Así, Velázquez ha incluido en este libro muchas más cuestiones que las puramente técnicas de la escalada.

La guía se caracteriza por contener pequeños fragmentos de información, historia y consejos con los que el autor pretende dar a conocer la historia de la escalada en Navarra y generar conciencia sobre todo lo que implica acercarse a una pared y utilizarla. Datos históricos sobre los primeros equipamientos de las paredes, geología, anécdotas curiosas, pequeñas píldoras de conocimiento sobre naturaleza, fauna y flora autóctona, cuestiones técnicas, de seguridad y éticas o consejos de convivencia son algunas de las cosas que incluyen las 416 páginas.

Así, Velázquez no solo ofrece información sobre las 29 zonas de escalada, los 230 sectores y las miles de vías que ilustra, sino que añade lo que para él es algo primordial en la escalada: verla como un todo, un conjunto de acciones y pensamientos, desde el cuidado del entorno, la vida salvaje o los pueblos cercanos, al respeto y la consideración entre escaladores.

Toda esta información aparece dosificada a lo largo de la guía mediante pequeñas anotaciones junto a las fotografías, pies de página o códigos QR que hacen inevitable su lectura. “Tú vas a buscar información, pero en la misma reseña vas a ver frases sueltas. Si hago un apartado al principio no lo va a leer mucha gente, pero si está incorporado durante la guía, se ve”, explicó Velázquez.

También aparece información sobre el acceso a las zonas de escalada y el tiempo de aproximación, la orientación y la inclinación de las paredes, la dificultad, la posibilidad de ir con niños, la época recomendada para cada zona y otros detalles que garantizan una escalada más cómoda.

Además, Velázquez quiso cuidar mucho los detalles y apostar por una escalada más femenina. De esta forma, las modelos de las fotos que acompañan a la guía son mujeres y los monigotes que indican las características de cada sector también.

Las graduaciones

Entre las dificultades de crear una guía se encuentra la conocida complicación de las graduaciones en las vías, algo subjetivo, poco preciso y con una cantidad de variables muy amplia. En el mundo de la escalada no existen jueces y cada vía debería tener un rango aproximado de graduación, según el escalador, ya que no hay una forma perfecta para determinar el grado. Velázquez ha encontrado la fórmula más acertada o, según él, “la menos mala”.

“Inconscientemente, todos buscamos objetividad”, apuntó el escalador, “queremos que la vía tenga el grado que pone en la guía, y eso es imposible”. Para aproximarse lo máximo a la objetividad, la solución fue contar con la opinión de la mayoría, sobre todo en Etxauri y San Fausto, las escuelas más visitadas. Velázquez ha tenido en cuenta dos cosas: la opinión mayoritaria y el grado en el que se mueve la persona que opina.

“Es muy difícil que una persona que está escalando grados altos pueda graduar bien vías con grados bajos”, opinaba. Esto incluye grados con los que el propio escalador discrepa, pero ha mantenido la opinión de la mayoría.

La otra dificultad, que conllevan todos los trabajos de recopilación semejantes, ha sido la organización: “Ha sido muy laborioso, hay que ser muy organizado para manejar tanta información y fotos. Muchas reseñas antiguas, teléfonos, fotografías…”.

A pesar de las dificultades, Velázquez se encontró durante el proceso el “regalo” que ha supuesto contar con la colaboración de más de 60 personas, conocidas y desconocidas, con las que ha contado para obtener y contrastar toda la información de la guía: “Ha sido una suerte”, aseguró.

“Me gusta la gente que suma, que comparte, que escala otros grados, pero te valora independientemente del grado que hagas”, opinó el escalador, que instó al colectivo a “tener un poco más de espíritu de grupo” para poder sumar “muchas pequeñas cosas” y así mantener las paredes de Navarra, una de las mejores zonas de escalada por el entorno, la calidad y el nivel del equipamiento.

Para Velázquez, la escalada no es una afición, es una pasión: “Me ha hecho desarrollarme como persona y ha sido importantísima para vivir; a veces me pregunto qué hubiera sido de mí si no hubiera escalado, y no quiero ni imaginármelo. Viviría peor, seguro”, reía.

“Es muy terapéutica; si tengo un mal día, escalar me relaja”, relataba, hablando de esa sensación “placentera” que aparece al estar muy concentrado: “Desaparece totalmente el mundo y solo existen dos metros a tu alrededor. Está tu respiración, tu consciencia corporal, a veces el miedo. Pero cuando el miedo desaparece, es una sensación maravillosa”.