Aunque el consumo de alcohol y drogas entre adolescentes es un problema de salud pública importante, no tiene la repercusión que alcanzó durante los años 80 y 90, cuando la heroína y el VIH atemorizaban a toda una generación. Pero la realidad es que los consumos siguen preocupando en 2024 y a ellos se suman otras prácticas que ponen en riesgo la salud mental de los menores como el juego o la pornografía.

Blanca Martínez, psicóloga general sanitaria de la asociación Antox, alerta de los peligros que entrañan estas conductas en la adolescencia y pone el foco sobre un nuevo fenómeno: la venta de fotos y vídeos de contenido sexual a través de internet. “En los institutos cada vez hablamos más de OnlyFans, que es algo que nos preocupa mucho. A las chicas les han dicho que su cuerpo es suyo y que eso les empodera, entonces creen que monetizarlo es una manera de empoderarse, pero no deja de ser prostitución digital”, advirtió Martínez durante la conferencia que impartió el jueves en las jornadas sobre salud mental que organizó el Colegio de Enfermeras de Navarra (Coenav).

En concreto, OnlyFans es una plataforma web que permite a una persona publicar fotos y vídeos –por lo general de contenido sexual– que luego es accesible por terceros mediante el pago de una tarifa. “De esto antes nunca hablábamos en institutos, pero ahora cada vez más, porque vemos riesgo en adolescentes y jóvenes”, apuntó la psicóloga. También destacó que el consumo de pornografía “preocupa y asusta”: “Vemos que hay mucho problema a través de los propios grupos de WhatsApp de clase, donde mandan con frecuencia contenido porno y muchas –como le llaman ellos ahora– fotopenes. En grupos de chavales de 10-12 años... De verdad que es preocupante”.

Asimismo, y más allá de los consumos de alcohol y drogas, los problemas con el juego son otra de las conductas que no paran de crecer. La mayoría de los adolescentes, explicó Martínez, empiezan a jugar “porque creen que van a ganar dinero”. “Con las casas de apuestas hubo una alarma brutal y nació un movimiento social muy positivo que impulsó la regulación de estas casas y salones de juego. Pero el problema sigue ahí. También hay un problema gordo entre los adolescentes con las cajas botín de los videojuegos: pagar por tener un mejor arma o un mejor traje. A parte del dinero, esto supone un riesgo de desarrollar algún trastorno en el futuro”, incide la psicóloga de Antox.

“Preocupa que haya niños de 4 años que nos digan que se aburren mientras hacen pis”

Las nuevas generaciones viven acompañadas por pantallas todo el día. Las tienen en casa y cada vez más en las aulas y es raro que un chaval o chavala no tenga móvil propio a los 12 o 13 años. Las pantallas son una fuente constante de estímulos visuales y auditivos y que los más pequeños crezcan con ellas tiene ventajas, pero también muchos inconvenientes y riesgos.

Arantxa Arellano, enfermera escolar en San Fermin Ikastola, alerta de que preocupan las nuevas generaciones, porque “no es normal que haya niños de 3, 4 o 5 años que estén enfadados, aburridos o desmotivados todo el día”. “Hace poco vino un crío de 4 años que me dijo: ‘Arantxa, me aburro haciendo pis’. A veces las tecnologías no nos ayudan demasiado y desde las escuelas se deberían tomar esto en serio. Tanto los centros como las familias deberíamos hacer autocrítica”, expuso en la conferencia durante las jornadas sobre salud mental del Colegio de Enfermeras.

Arellano es una de las siete enfermeras escolares que actualmente hay en Navarra, una figura que además de atender problemas de salud del alumnado “sirve como un pequeño confesionario”. “Llevo 20 años en la ikastola y al final los alumnos van cambiando de profesores, incluso de amigos, y la única figura que se mantiene es la enfermera escolar”, señaló. Arellano atiende una media de 20 menores al día, “aunque hay días de más de 40”, ya que se estima que el 25% de los niños y niñas en edad escolar padecen alguna enfermedad crónica (diabetes, celiaquía, alergias, etc.). “Muchos alumnos también vienen a contarnos sus problemas, sobre todo en la etapa de la ESO, cuando ya son adolescentes. Yo les escucho e intento ayudarles y estar alerta ante cualquier conducta de riesgo de trastorno alimenticio, acoso, autolesiones, etc.”, destacó.

Por ello, Arellano puso en valor la Enfermería Escolar, que no está muy extendida en el Estado. De hecho, la media europea es de una enfermera escolar para cada 750 alumnos, y España tiene una profesional para cada 6.685 estudiantes. “La Enfermería Escolar aporta mucho, porque más allá de la atención fisiológica, también atendemos la salud emocional del alumnado y de toda la comunidad educativa. Es un lugar seguro y de confianza donde se pueden prevenir muchos problemas y resolver muchos conflictos típicos de la infancia y la adolescencia”, defendió.

“La adolescencia es una etapa crucial en la que hay que acompañar a los hijos”

Se estima que entre un 10% y un 20% de niños y niñas desarrollará algún problema de salud mental durante la adolescencia, una etapa de muchos cambios en todas las esferas en la que los padres y madres juegan un papel primordial. “La adolescencia es un momento crucial en el que es fundamental que los padres acompañen a sus hijos. Hay que vivirlo como un reto, como una oportunidad de acompañar a nuestros adolescentes en sus cambios”, expone Susana Fernández, enfermera del hospital de día infanto-juvenil de Salud Mental de Osasunbidea, que este pasado jueves también participó en las jornadas del Colegio de Enfermeras de Navarra.

Fernández defendió la importancia de que tanto los profesionales como las familias comprendan “los cambios cerebrales que se producen en la infancia y la adolescencia”. “Desde el primer año de vida se producen cambios cerebrales, pero en la adolescencia se da una segunda reorganización, una redefinición de cómo es uno mismo, de cómo se va a relacionar con su entorno y de qué roles va a asumir. Es un momento crucial para la regulación emocional”, explicó. En ese proceso, la enfermera abogó porque los padres acompañen a sus hijos “promoviendo estructuras de vida con hábitos saludables, porque “es importante generar rutinas y hábitos que enganchen de manera positiva con la salud mental del adolescente”.

“Hay que negociar con los adolescentes y negociar implica escuchar, entender y comunicar. No quiere decir que haya que ceder, pero sí tener una escucha activa. Al final ellos quieren que les acompañemos en los aciertos, pero sobre todo en sus errores”, apuntó.

No obstante, Fernández incidió también en los riesgos que existen en esta etapa vital, algunos de ellos derivados de la tecnología. “Es importante que ayudemos a nuestros hijos e hijas a gestionar de la mejor manera posible las tecnologías porque hay muchos peligros cualitativos: información sesgada, sexting, acoso, etc. Pero también hay un riesgo cuantitativo: todas las horas que están en pantallas no las dedican a otras cosas: ocio, relaciones sociales, estudios, etc.”, advirtió, y recomendó predicar con el ejemplo: “Si les pedimos a nuestros hijos que no abusen del móvil, no podemos hacerlo nosotros”.