Eulalio Tamames Sánchez, ex sindicalista del PCE y ex representante del concejo de Noáin, falleció ayer a los 85 años de edad. Nació en Salamanca en 1936, a los 15 años ingresó en las Juventudes Socialistas Unificadas. Su casa era punto habitual de reuniones de socialistas que se encontraban para escuchar Radio Pirenaica, tal y como reconocía en una entrevista concedida a este periódico en abril de 2002.

Trabajó en el campo en donde se integró en las primeras células. A finales de los cincuenta se traslada a Irún; todos los días, con otros cientos de españoles pasa a trabajar a Francia. Comienza entonces a desarrollar labor de enlace. Pasa documentación, propaganda y cartas personales para militares que nunca conoció. Fue sometido a investigación del propio PCE ya que llegaron a sospechar que era un policía que trataba de infiltrarse.

En 1963 es admitido en el partido. De aquella época recordaba las artimañas para pasar propaganda por la frontera: una muy recurrida era colocar en las cestas de comida papel de periódico pringado de aceite para que los agentes evitaran revisarlas. Decidió instalarse en Francia a raíz de la grave enfermedad de su hija, lo que obligó a asumir trabajos de riesgo en la construcción para ganar el dinero que debía devolver a una familia que le ayudó desinteresadamente y a los médicos. Tras instalarse en Navarra, trabajó en Potasas y fue concejal de Noáin durante dos legislaturas. Su hijo Ángel Tamames cogió el testigo en la política y fue edil de IU en el Ayuntamiento del valle.

En aquella entrevista veteranos militantes comunistas (en la entrevista también aparecía Francisco Martínez Fontaneda) que lucharon por la implantación del PCE y Comisiones Obreras en Navarra se mostraban desencatados por el rumbo que había tomado el partido.

Tamames, ya jubilado, destacaba que "los intelectuales ocuparon el lugar de los obreros". Destacaba también que la escisión que provocó la fuga de muchos militantes a Euskadiko Ezkerra abrió "una crisis irreparable" aunque remarca que la ruptura venía de atrás: "Condenar al olvido a los miles de republicanos muertos en la guerra, admitir una bandera que no era la nuestra...". Señalaba a su vez que las movilizaciones fueron particularmente duras en los años 1973 y 1974. No olvidaba ni las detenciones ni las vejaciones a las que eran sometidos en los interrogatorios. "Debías ir con las ideas muy claras, porque si caías en contradicciones estabas perdido. Lo importante era aguantar los golpes y no contar nada", remarcaba.