Los toros rojillos de los hierros navarros de los Reta hicieron pasar mejor la resaca a más de un osasunista de regreso por el interés que desparramaron en la madrileña plaza de San Agustín de Guadalix. Se trató del tercer festejo de la admirable Asociación 3Puyazos. Medio centenar de aficionados se juegan los cuartos para llevar a la plaza las cosas más esenciales de la Tauromaquia: el toro como alma y seña, cuidando y enseñando sus comportamientos antiguos, más ariscos, menos aptos para la torería moderna. Vamos: Lucir al toro como elemento imprescindible de esta cultura incomparable. Lucir al animal, algunos casi en extinción, dejando que la emoción brote tres y hasta cuatro veces montándose en sus cuartos traseros para acudir a galope hacia un caballo de picar ligero y torero, no mastodóntico. Los de Reta cumplieron bien en ese primer tercio. Con emoción especial lo supieron apreciar de los retas los casi tres mil muy buenos aficionados que llenaron en más de tres cuartas partes los tendidos de la plaza serrana en una mañana soleada y, por momentos, calurosa.

Sánchez Vara, digno, dejó este gran para al violín ente el serio ‘Picarazo’, lidiado en tercer lugar.

Tercera corrida de Miguel Reta. El ganadero de Zurucuáin se mostraba satisfecho del juego desarrollado por sus toros colorados. ‘Seguimos progresando, poco a poco’, afirmaba nada más finalizar la larga pero entretenida función. La corrida de Ceret fue imposible por distintas causas; la de Estella fue mucho mejor, con un toro de vuelta al ruedo. En Guadalix, el conjunto respondió bien en los primeros tercios y, alguno, se dejó en la muleta.

Ningún toro, aunque si hubo cantos de gallina, pegó bocados ni barbeó tablas, y menos intentaron saltar el olivo. Los toros estuvieron por encima de los dos toreros. Supuestamente, dos especialistas. Tienen mérito y así se les reconoció con una ovación de salida para ellos y todo su peonaje nada más romperse el paseíllo; mas vuelve a quedar la impresión que siguen faltando recursos y les sobra, enseguida, el intentar hacer ver que estos toros son fieras corrupias. Pero ningún toro rojillo se comió a nadie. Y los macheteos, además de poco eficaces, parecieron excusas.

Los organizadores de la ‘Feria del Aficionado’ cuidaron todos los detalles de toros y picadores.

El personal se cabreó con la escuálida presencia de un sobrero que hizo quinto bis. Un colorado claro cariavacado, que fue codicioso en las telas, que fue el remiendo obligado por las bajas de varios torazos reseñados en la vacada navarra.

Lo más destacado de la mañana lo protagonizaron Sánchez Vara y el tercer toro, Picarazo, un tiazo que enseñó tanto las palas y pitones como su hondura. Recibió una ovación nada más salir al ruedo. Un toro importante, con goterones de mansedumbre, pero con empuje en la comprometida y también muy retrasada muleta del manchego Vara. Dos templadas tandas y una buena estocada fueron los mejores argumentos artístico del festejo. Esta manufactura pareció dejar en claro que los demás toros también merecieron alguna mejor respuesta.

Pues sí, Miguel Reta y sus toros rojillos siguen progresando.

Los toros

Reta de Casta Navarra. Seis toros, de desiguales hechuras y juego. El primero del hierro de César Reta. Segundo, tercero, quinto y sexto de Reta de Casta Navarra. El 5º, devuelto por flojo de los cuartos traseros, fue sustituido por un sobrero chico del hierro de Alba Rera. Tuvieron fijeza e interés en los primeros tercios. De aceptable nota en conjunto el segunfo, también tercero y cuarto, con palmas en el arrastre. En la muleta, mansitos, de corto recorrido y sin humillar.

Los toreros

Sánchez Vara. En el primero, palmas; en el tercero, vuelta al ruedo; en el quinto bis, palmas.

Octavio Chacón. En el 2º, vuelta al ruedo tras aviso; en el cuarto, palmas; en el sexto, división de opiniones tras aviso.