Medio siglo separan estas dos fotografías, tomadas en el mismo lugar. En 1973 eran las escaleras del Halidey, sala de fiestas que después sería el Bahía, años después el bar Aralar y hasta no hace mucho tiempo oficina de empleo. Y es que se cumplen 50 años desde que una decena de cuadrillas de jóvenes de Altsasu crearon la peña Altsasuko Gazteak, un aniversario que celebraron ayer, último de fiestas, que se tiñeron de rojo, el color de su blusa. Así, fue un día de encuentros de diferentes generaciones en el que el principal reto era como iban a aguantar aquellos jóvenes. No en vano, el programa era intenso: almuerzo, kalejira, comida y otra kalejira para continuar con la la elektrotxaranga.

“El año anterior, en 1972, solo salió la peña del Laguna Onak, con veteranos”, recordaban Satur Leoz, Jabi Unamuno y Ramón Paniagua tres de aquellos chavales, que entonces tenían 17 y 18 años. Así, se pensó en crear una nueva peña, para lo que se convocaron asambleas, primero en la casa del cura, que se quedaba pequeña, y después en el frontón, que también se llenaba. Y es que eran años de gran crecimiento demográfico, de familias numerosas y mucha juventud en la calle criada en los años grises del franquismo y que tenía ganas de juerga. Asimismo, en Lagun Onak entró juventud. “El Ayuntamiento pensó que era mejor llevarse bien con nosotros y aprobaron todas las propuestas que presentamos. Nos dieron una subvención de 15.000 pesetas a cada peña”, recordaban estos altsasuarras, que ayer volvieron a lucir la blusa roja después de años en el armario. No obstante, Paniagua no ha fallado en estas cinco décadas.

Aquellas fiestas salieron en torno a 140 jóvenes . “En el cohete no teníamos músicos pero para la tarde ya habían venido unos de Haro, de Vitoria y de Burgos”, recordaban. Y es que las txarangas también era algo nuevo en aquellos años. Una de las pioneras, Los Incansables, acompañaron a los de Altsasuko ese mismo año en las ferias de octubre, la primera de muchas veces en los que esta txaranga animó sus celebraciones. Al año siguiente ya tenían himno, con música de Enrike Zelaia y otro año después letra de José Mª Satrustegi. Casi nada.

El movimiento era imparable y al año siguiente se refundó Muthiko Ttikiak. Poco después, las tres peñas se unieron en una comisión. “Era una dinámica interesante aunque se perdió independencia”, contaban Al pago de la cuota se unían otros ingresos, sobre todos por no acudir a las dianas de las nueve de la mañana, que eran obligatorias, y lo que se sacaba en la txosna que se instalaba detrás de la iglesia, donde organizaban verbenas. “Entonces la música de la plaza acababa hacia la una y media. Tampoco había música en los bares”, recordaban.

MUJERES EN LAS PEÑAS

Altsasuko Gazteak presume de que fue la primera peña de Altsasu en la que se incorporaron las mujeres con pleno derecho, con Ana y Esther Arregi así como Nekane Ortigosa de pioneras, no sin antes muchos tiras y aflojas. Menos orgullosos, incluso avergonzados, se muestran del concurso de reina y dama de honor que se organizó un par de años, muestra del papel que la mujer tenía en la sociedad de entonces.

Pero todo tiene sus etapas, Y al igual que en los años 40-50 hubo un boom de peñas, con cuadrillas como los Etxekaltes, Diru gutxi, Biotz Edera o Lagun Onak, fundada en 1945 y todavía en activo; tras años de luces vinieron otros de sombras. Lo cierto es que en 1985 muchos se pasaron al verde con Ajolabaikoak, que se creó ese año. Con altibajos, Altsasuko Gazteak continúa viva. Lo cierto es que en la actualidad vive uno de sus momentos dulces, al igual que la comisión de peñas. Y es que este año se han apuntado cerca de medio millar de personas.