Hay una corriente en el himalayismo que considera que una ascensión no es invernal pura si no tiene lugar la llegada al campo base a partir del solsticio de invierno y la cima antes del de primavera. Con esa premisa, el ascenso al Manaslu de Alex Txikon y seis bestias pardas de la etnia sherpa se podría considerar el primer ascenso puro invernal al Manaslu, ya que los polacos que en 1984 subieron al Manaslu el 12 de enero llegaron al base el 2 de diciembre de 1983. Bueno, a mi juicio son detalles traídos por los pelos, aunque sí es cierto que de 2 de diciembre a 21 los polacos equiparon el Manaslu hasta 7.000 metros.
La cuestión es: ¿hacía menos invierno el 2 de diciembre de 1984 que el 22? No se sabe. De hecho, otro legendario himalayista y con dos primeras invernales a sus espaldas como es Denis Urubko lleva años diciendo que para él el invierno empieza el 1 de diciembre y termina el 1 de marzo, lo que él llama el invierno meteorológico, mientras que el invierno astrológico va de 21 de diciembre a 21 de marzo. Para Urubko, por tanto, las cimas logradas en marzo no son invernales. Y, en este caso, parece más que evidente que el frío es mucho más fuerte un 15 de diciembre que un 15 de marzo. En general, en casi todas partes. No sé. Más allá de estos aspectos lo relevante es que Txikon y una nueva generación de sherpas dirigidos por las potentes agencias locales aprovecharon una ventana de buen tiempo y mejor estado de la montaña y tras varios años chocándose con pésimas condiciones y nevadas constantes se encaramaron encima del gigante un 6 de enero, apenas 11 días después de llegar a la base. Equipos tremendos que trabajan la ruta y fijan cuerda como máquinas y que están haciendo su propia historia y permitiendo a gente como Txikon formar parte de ella. Una pena que Simone Moro tuviera que darse la vuelta a 6.300 por molestias intestinales.