Hablar de la mili es refrescar las batallitas del abuelo. Los jóvenes de entre 20 y 30 años escuchan esos chascarrillos de campamento, cuartel y sargento chusquero con gesto anodino. El Servicio Militar Obligatorio quedó totalmente abolido en diciembre de 2001. Los movimientos de objeción de conciencia e insumisión, tan dinámicos en Navarra, aceleraron el proceso aunque a muchos de sus activistas les costó sufrir penas de cárcel. Cuando por fin desaparecieron quintas y sorteos había unos cuatro mil insumisos con procesos abiertos. Lo que a ojos de la juventud resulta algo anacrónico, a capítulo de la historia cerrado, resucita, sin embargo, como un uniformado fantasma del pasado. Varios países europeos se están replanteando o dando pasos para recuperar un servicio militar que años atrás ya habían descartado. El más reciente es Alemania. A cobijo de los vientos de guerra que soplan desde la vecina Rusia, el presidente Frank-Walter Steinmeier agita la fórmula de incorporar jóvenes al ejercito, práctica eliminada en 2011. Siendo preocupante esta orientación del gobierno alemán, no lo son menos los planes expuestos al respecto por el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron. Con el argumento de “fortalecer el espíritu patriótico”, Macron tapa su propósito real bajo la definición de “servicio cívico”, idea a la que pretende incorporar a muchachos de 15 a 17 años y que contempla “una misión de interés público” en una base militar. El proyecto ha encontrado la contestación de estudiantes y partidos de izquierda. Si tenemos a Alemania y Francia metidos en esta dinámica, es que algo se esta moviendo con la excusa de la invasión de Putin en Ucrania. Países como Suecia recuperaron el servicio militar que había abolido en 2010 y en Dinamarca debaten hacerlo obligatorio también para las mujeres. En otras naciones como Austria o Grecia nunca se ha llegado a suprimir.

¿Puede ocurrir algo semejante en España? El efecto contagio, alimentado por el temor a un conflicto bélico en Europa, es peligroso. En el Estado aún quedan algunos partidos nostálgicos del uniforme caqui y no faltan tampoco altavoces mediáticos que alertan de la importancia de estar preparados ante lo que vaticinan como una amenaza latente proveniente del sur. Vamos a ver si alguien decide incorporarlo al ruido de la campaña electoral. Los veteranos de KEN-MOC comienzan a desempolvar sus pancartas.