Una de las obligaciones que tenemos las personas es animarnos a nosotras mismas. Es algo básico y que cuando estás bien no te hace falta pero que cuando no estás tan bien es vital para eso que llamaba Córtazar de afrontar la tarea de “ablandar el ladrillo”. Es obligatorio para las personas y también para los colectivos. Un colectivo que se anima mucho es el PSN. A veces incluso se pasa con los ánimos. Les ocurrió el jueves. Ramón Alzórriz, su secretario de organización, presentó una encuesta que habían hecho ellos mismos y que le daba al PSN en el Ayuntamiento de Pamplona un total de 7 concejales, por encima incluso de Bildu, y a solo 1 de UPN. Hay que recordar que PSN tiene ahora 5 y que no pasa del 20% de voto en Pamplona -para sacar 7 concejales hace falta más o menos un 23% de voto- desde 1991. Pero, oiga, ellos y ellas se animan, creyendo que de esta manera van a movilizar al voto socialista, rascando votos tanto de UPN, como de Geroa Bai como de la coalición Contigo Navarra, a la que en esta encuesta solo le dan 1 concejal, cuando las estimaciones de otras encuestas hablan de 2 o incluso 3. Está muy bien, en todo caso, si lo que pretenden es animarse y seguir lanzando la idea de una Elma Saiz alcaldesa de Pamplona al ser la segunda más votada y apoyada por todo el bloque no de derechas. El asunto es que, salvo milagro sociológico de carácter histórico, esto no se va a dar. Ni la derecha va a bajar tanto ni el PSN va a subir eso ni nada de lo que ofrece la encuesta en cuanto a números va a tener más recorrido que el que tuvo el jueves: una encuesta interna más, cocinada hasta que prácticamente no hay quien se la coma. Son cosas que llevan pasando toda la vida. Lo que no quita que uno se pregunte qué clase de cuajo hay que tener para salir a los medios de comunicación a presentar los resultados con cara de creerse lo que uno dice. Auténticos profesionales.