El 13º Congreso de UPN camina hacia el 28 de abril con la perspectiva de ser un mero trámite para dar luz verde a lo que han cocinado previamente Ibarrola y Toquero bajo la atenta vigilancia de Esparza. Solo habrá una lista, la negociada por ambos. Todo el bacalao está cortado de antemano. Un congreso más a la búlgara que los célebres congresos de Partido Comunista de Bulgaria. Ha habido algunas voces criticas que han denunciado las últimas semanas que el resultado del cónclave para sustituir a Esparza en la presidencia de UPN se estaba negociando a espaldas de buena parte de la militancia, pero nadie ha dado el paso de impulsar y liderar una alternativa. Ibarrola será la nueva presidenta, Toquero el vicepresidente que sustituirá a Maya y Cristina Sota relevará a Marta Álvarez y en el paquete del acuerdo se repartirán también los miembros de la nueva ejecutiva y la mayor parte del Consejo Político.

Todo atado y bien atado de antemano. Y sin abordar el más mínimo debate de ideas sobre la situación actual de UPN, su ubicación en la sociedad navarra actual, su deriva ideológica cada vez más a la derecha o su política de alianzas tras tres legislaturas ya fuera del Gobierno y de la mayor parte del poder institucional. Apenas conserva un puñado de ayuntamientos y la mayor parte de los importantes por regalo del PSN. El 13º Congreso abre la puerta únicamente a un cambio de personas. Será más de lo mismo de lo que ha sido la última década de la mano de Esparza y su dirección. Un cambio para que nada cambie. Gatopardismo foral.

O al menos eso parece, porque en política no todo es lo que parece y no es la primera vez que los designados a suceder al jefe por dedo del propio jefe acaban alejándose de él. Una oportunidad perdida para UPN de afrontar un debate de ideas que aunque se insista en mirar hacia otro lado parece necesario si no ase quiere acabar perdiendo el tren de este siglo XXI. De ver, analizar y tratar de sumar a UPN al proceso de cambio generacional y transformación social y política que ha vivido la sociedad navarra en los últimos 15 años. Fue lo que planteó como punto de partida la parlamentaria María Jesús Valdemoro cuando hizo pública la posibilidad de presentar también su candidatura para sustituir a Esparza con una apuesta por situar a la formación política en el centro moderado, pero le han hecho poco caso a más bien ninguno y su nombre se diluyó rápidamente. Más o menos en esa reflexión insistió hace una semana Sanz, pero tampoco parece que el ex presidente del Gobierno y de UPN tenga ya el predicamento interno que tuvo. Se ha optado por el simple reparto de puestos y por seguir por la misma linde que no le ha llevado a ningún lugar hasta ahora. De hecho, sigue dando tumbos por la política navarra. Como muestra, el último intento de colar a un miembro de UPN en la lista al Parlamento Europeo del PP en las elecciones de junio.

Un movimiento de Esparza que tuvo como respuesta el portazo del PP, al que se quitaron de encima en las elecciones forales y municipales de mayo y en las generales de junio del año pasado. Y ese sonoro no deja ahora a UPN, que ya fue superado por el PP en los comicios al Congreso y Senado de junio, fuera del proceso electoral europeo y despeja todo el camino de las urnas en la derecha al PP. Otra jugada maestra.