El pasado martes, 29 de noviembre, se publicó en este mismo periódico una entrevista a Gorka Azpiroz, alcalde de Lekunberri, cuyo titular hacía alarde de la renovación del polígono industrial Albiasualde, afirmando que “en Lekunberri estamos transformando nuestro polígono industrial en un polígono verde y sostenible”. 

Imagino que el señor alcalde tenía en mente la obra megalómana y para la cual ya existe sentencia firme de llevar un gaseoducto desde Etxeberri hasta Lekunberri para suministrar gas natural a dicho polígono. Una obra que supondrá atravesar y perforar la ZEC Sierra de Aralar a lo largo de 5 km, con una anchura de traza de 8 metros, aunque debido a las irregularidades de terreno, en algunas partes bien podría ser el doble, siendo esta una zona protegida en la que acuíferos importantes que abastecen a los pueblos de la zona y especies de fauna y flora endémicas y protegidas podrían verse afectados. Además, se estima que la obra supondrá la tala de más de 6.000 árboles. Todo esto para llevar una fuente de energía, que por muy “natural” que se haga llamar, poco tiene de verde (fueron muy sonadas las miles de toneladas que se arrojaron a la atmósfera a causa de la fuga en los gaseoductos Nord Stream 1 y 2 que en pocos días equipararon a las emisiones de CO2 de dos millones de coches en un año). 

Esta energía es asimismo una energía caduca, puesto que su pico se espera aparentemente en las próximas décadas según un informe de la Agencia Internacional de la Energía. ¿Cuánto tiempo de vida útil tendrá esta infraestructura descalabrante e injustificable? 

La alternativa 0, es decir, llevar el gas mediante camiones cisterna, ha servido hasta ahora. ¿Por qué no puede seguir considerándose esta alternativa? ¿Vamos a permitir que un lugar sagrado desde tiempos ancestrales quede destrozado, pudiendo causar estragos en el ecosistema y el agua de boca de la zona? 

La renovación del polígono Albiasualde no será ni verde ni sostenible.