El tópico futbolero de que los partidos duran 90 minutos quedó hace tiempo en desuso, pero mucho más en la actualidad, ya que los árbitros aplican cada vez con mayor celo la directriz recibida desde las altas instancias de prolongar todo el tiempo que se pierde durante un partido por cambios, lesiones, revisiones del VAR o lo que surja. Así que los añadidos también cuentan. Y si no, que se lo pregunten a Osasuna, que ayer encajó los dos goles del Betis en el alargue de la primera parte (el colegiado prorrogó el choque hasta el minuto 46) y en el de la segunda (se jugaron incluso más de los cinco minutos que el trencilla amplió el duelo), tantos que convirtieron en pírrica la diana de Rubén García para los rojillos y que dejaron al conjunto navarro sin premio en su visita al Benito Villamarín.
A Osasuna se le puso el partido cuesta arriba en la última jugada de la primera mitad, rebasado ya el minuto 45. Todo comenzó con un empalme de Pezzella desde la frontal del área al aprovechar un despeje de la zaga visitante, un disparo desviado que no acabó en saque de banda porque por allí apareció Isco para recoger la pelota y ponerla en el primer palo. Willian José, casi inédito durante todo el primer acto, se adelantó a Catena, que anduvo un poco despistado y permitió que el brasileño le ganara la posición y conectara un remate imposible para Sergio Herrera.
Se marchó el Betis al descanso con ventaja y a Osasuna le tocó remar en la segunda parte. Hizo cambios Arrasate, pero no le dieron fruto hasta casi el final. Catena se resarció de su error en el 1-0 para servir un balón en profundidad que Rubén García, casi recién salido desde el banquillo, envió al fondo de la portería de Claudio Bravo con su pierna derecha, eso sí, después de evitar el fuera de juego y de un buen control con la izquierda, la buena del valenciano.
Era el minuto 85 y Osasuna acariciaba de esta forma un punto que se le terminó escapando nueve después. Otra vez en la prolongación. Otra vez con Isco como protagonista. David García concedió un córner en el minuto 94 que el exrojillo Abde se apresuró a sacar. Conectó con Isco, que se la devolvió, y el centro del marroquí lo despejó defectuosamente Mojica. Fue el momento en el que Isco enganchó el voleón de su vida para marcar un golazo y penalizar la endeblez defensiva de Osasuna, ya sin tiempo material para la reacción.
