El huevo es un alimento presente en las cocinas de prácticamente todos los hogares. Su enorme versatilidad nos ofrece opciones casi infinitas: podemos comerlo duro o frito, en tortilla o en revuelto, escalfado o a la plancha, o utilizarlo para la preparación de otros platos, tanto dulces como salados.

Considerado un producto completo y sano, es barato, bajo en calorías y una fuente muy importante de proteína natural. Los expertos consideran que debemos tomar un huevo al día o 2 huevos 4 veces por semana.

De esta forma, pese a ser un alimento que consumimos con asiduidad puede que no estemos manipulándolo de la forma correcta, con el peligro que esto conlleva.

Peligro de intoxicación

¿Quién no ha cascado alguna vez un huevo en la encimera o en el borde de un plato o de la misma sartén? Si es tu caso debes saber que estás cometiendo un grave error y que te puede costar una intoxicación alimentaria.

En realidad se trata de una cuestión de higiene y es que el huevo sale por el mismo canal que las heces de la gallina. Si la cáscara no está bien limpia puede tener salmonella, una bacteria que es muy fácil de transmitir. Así, si el huevo está sucio y contaminado y lo cascas contra una de esas superficies, las bacterias que están en la cáscara se quedarán sobre ellas.

No mojar el huevo

Para quitar esa suciedad, nunca debes lavar el huevo. La cáscara es de un material poroso y al entrar en contacto con el agua los poros se abrirán y los patógenos podrán pasar al interior. Lo mejor es coger una servilleta o un paño seco y limpiarlos con cuidado.

Al mojar la cáscara, además, se puede degradar la cutícula, una membrana que protege al huevo del exterior, sobre todo de la humedad y de la temperatura.

Otro peligro es que, al cascar el huevo, la cáscara pueda romperse en trocitos y al entrar en contacto con su contenido lo contamine con las bacterias del exterior. Por esta razón, tampoco debes utilizar la cáscara para separar la yema de la clara.

Huevos enteros y cascados en la encimera de una cocina.

Servilleta desechable

Lo ideal es romper el huevo sobre una superficie dura y plana cubierta por una servilleta de usar y tirar para que no entre en contacto directamente con ella y ayudarte con los dedos para abrir la cáscara con delicadeza. Lávate las manos antes y después de cascar los huevos y antes de tocar cualquier utensilio de la cocina.

Es importante cocinar muy bien los alimentos elaborados con huevo y hacerlo a la temperatura adecuada para que los patógenos no sobrevivan. También es esencial desecharlos siempre más allá de su fecha de consumo preferente.

Separar la yema y la clara con la cáscara puede resultar peligroso.

¿En el frigo o a temperatura ambiente?

Y te preguntarás, si en el súper los huevos están a temperatura ambiente, ¿por qué en casa debemos meterlos en la nevera? Pues bien, en la tienda no se refrigeran porque al sacarlos de la nevera, con la temperatura ambiente del local, podría condensarse humedad en la superficie de la cáscara y favorecer la entrada de microorganismos al interior del huevo a través de los poros.

Ya en casa, sin embargo, es dentro de la nevera y a una temperatura estable donde mejor se conservarán. Pese a que las hueveras suelen estar colocadas en la puerta del frigo, este no es el lugar más adecuado al ser la zona más expuesta a los cambios de temperatura. Opta por las baldas intermedias y recuerda que debes mantener el frigo siempre limpio.

Cuando vayas a utilizar huevos, saca de la nevera solo los que vayas a emplear y no todo el envase. Además, recuerda que debes cocinarlos lo antes posible para evitar la condensación en la cáscara por el cambio de temperatura.

Ya lo ves, los huevos son un alimento aparentemente inofensivo, pero si no los manipulas de la forma correcta pueden acabar dándote algún que otro disgusto.