El Chalé de Caparroso acogerá desde esta semana a hasta 21 solicitantes de asilo que buscan un hogar temporal, ampliando así en 17 las cuatro plazas que estaban disponibles hasta ahora en un programa de transición que, desde el año pasado cuando se puso en marcha, contaba como recursos habitacionales dos pisos en la Comarca de Pamplona y algunas habitaciones de hoteles con los que se habían negociado convenios para dar respuesta a necesidades muy puntuales.

En concreto, los primeros habitantes de este recurso serán tres familias monomarentales procedentes de Argelia, Marruecos y Venezuela con cinco niñas a su cargo, que tras haber visto rechazada su solicitud de asilo y refugio o al haber agotado el programa de primera acogida del ministerio necesitaban un recurso temporal de acogida y acompañamiento que las proteja de una situación de exclusión social. En breve, además, se incorporará posiblemente también otra familia siria, un matrimonio con cuatro niños a su cargo.

Esta casa servirá de “alojamiento de transición” —de entre tres y seis meses, ampliable excepcionalmente a nueve— para aquellas personas migrantes solicitantes de asilo que quedan en un precario limbo administrativo bien porque se les ha denegado la protección internacional y no cumplen los requisitos para entrar al programa de acogida del Ministerio o porque tienen que regularizar su situación administrativa a la espera de la resolución de su expediente y tienen que salir en un periodo breve (de 15 días) de otros recursos habitacionales.

Visita del consejero Santos

El consejero de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno de Navarra, Eduardo Santos, ha visitado este martes, junto con Idoia Oneca, coordinadora de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Navarra, las instalaciones del chalé del Molino de Caparroso. Aquí encontrarán un lugar temporal en el que tener un techo y dar cobertura a sus necesidades básicas”, recordó el consejero.

Respecto a estas primeras familias que se mudarán a este edificio, Idoia Oneca de CEAR ha señalado que “se trata de personas muy vulnerables que ven cómo sus itinerarios se ven interrumpidos de manera inmediata y abrupta y requieren de un espacio seguro, con apoyo y acompañamiento”.

Santos ha expuesto la relevancia de contar con más espacios para dar apoyo y soporte a las situaciones más vulnerables, que “además, permitan desarrollar la vida y la integración de las personas refugiadas y solicitantes de asilo en las condiciones más dignas posibles”. Además ha recordado, respecto a los solicitantes de asilo, que “estas situaciones de rechazo no son excepcionales, ya que “España es uno de los estados miembro de la Unión Europa, junto con Grecia, Eslovenia, Rumanía y Lituania, que más solicitudes de asilo deniega”.

En España cerca de un 90% de las peticiones de refugio son denegadas, solo un 10% se resuelven favorablemente, quedando muy lejos de la media europea que acepta un 35%. El consejero Santos, acompañado también de la Directora General de Políticas Migratorias, Patricia Ruiz de Irizar, y la directora del Servicio Karibu de Acogida y Acompañamiento, Virginia Eraso, ha tenido oportunidad de escuchar de primera mano los testimonios de algunas de las familias que se alojarán ahora en esta casa. Una de ellas ha recordado que “es muy duro que le denieguen a alguien el derecho al asilo, siendo un proceso muy largo y sabiendo que una ya no puede volver a su país, pero más difícil es saber que se queda en la calle con sus familias y sus hijos”. 

La responsable de CEAR Navarra ha manifestado que esta situación es especialmente difícil para las familias con niños y niñas y ha subrayado que el principal problema para desarrollarse y tener arraigo es poder vivir en un hogar. “El problema es que no hay vivienda pública suficiente para personas que están en riesgo de exclusión y el mercado privado del alquiler es especialmente duro y cruel con aquellas personas que buscan arraigo, a pesar de que puedan tener empleo o incluso unos ingresos regulares ya sean la renta garantizada o un empleo”.

Oneca ha añadido que esto es aún más duro “para las mujeres migrantes”. Una de las jóvenes que desde esta semana vivirá con su familia en esta casita de la cuesta de Labrit ha comentado precisamente ante el consejero Santos todas las dificultades que ha tenido intentado buscar una habitación de alquiler en Pamplona. “Me decían que no querían a una mujer sola con sus hijas”.

En el inmueble de la cuesta de Labrit desarrollarán su trabajo también dos trabajadoras sociales de CEAR, una de ellas enfocada en facilitar la búsqueda de vivienda a las familias y la otra desarrollará la adquisición de destrezas socio-laborales. Además, una psicóloga acompaña a las familias realizando talleres, sesiones y asesoramiento. La idea es que no solo sea un techo bajo el que vivir, sino también un lugar en el que tener acompañamiento.

Convenio con el Ayuntamiento de Pamplona

El consejero de Políticas Migratorias y Justicia, Eduardo Santos, ha agradecido, además, la colaboración y el convenio firmado con el Ayuntamiento de Pamplona que ha permitido rehabilitar y convertir este edificio en un hogar para familias.

El inmueble que cuenta con varias habitaciones de diferentes tamaños, una cocina y lavandería común, un salón y varios espacios compartidos, fue rehabilitado por el Ayuntamiento de Pamplona durante el pasado año con un coste de 169.205,04 euros para la adecuación de las instalaciones de este edificio centenario, ya que data del año 1900.

Una vez finalizaron las obras en la primavera de este año 2022, el consistorio pamplonés ha firmado un convenio con el departamento de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno de Navarra, a través del cual ofrece este edificio como vivienda temporal a unidades familiares migrantes que quedan fuera del sistema de protección estatal.

El propio departamento lo ha dotado, amueblado y habilitado para su nuevo propósito, que desde esta semana conocerá unas cuantas mudanzas de unas familias que buscan con esperanza poder encontrar algún día un hogar definitivo, seguro y en paz en el que rehacer su vida.