A los 18 años, casi sin pensarlo, Anne Lukin se enfrentó por primera vez a un micrófono y a un escenario. Fue nada más y nada menos que en el casting de Operación Triunfo 2020. Ella y un grupo de amigas habían decidido saltarse una clase de Economía en la universidad para probar suerte. No sabía muy bien a qué iba ni qué podía esperar de aquello; para ella era casi un juego. Sin embargo, ese gesto impulsivo acabó marcando el inicio de su camino musical. Aunque en un principio se sintió insegura, OT se convirtió en la puerta a una etapa que todavía estaba por escribir.
Tras salir de la academia de OT, Anne apostó por seguir su propio ritmo sin ataduras industriales. Comenzó a publicar música de manera independiente, con canciones que mantenían la esencia íntima que ya había mostrado durante el programa. Llegaron singles como Volver a mí, Lento y Salté, con los que fue construyendo un universo sonoro delicado, honesto y profundamente personal.
‘Operación Triunfo’
Tras el regreso del formato en 2017, la edición de 2020 fue sin duda la más complicada y la última antes del parón hasta 2023. Marcada por la mala suerte de coincidir con la irrupción de la pandemia del covid-19, fue la primera edición en la que los concursantes tuvieron que abandonar la academia y continuar el programa desde sus casas. Cuando por fin pudieron regresar, el plató se transformó: no había público en las gradas y todo tenía un tono extraño, como el año que les tocó vivir.
Cantando en euskera. Pero quella edición dejó un momento histórico: por primera vez se cantó en euskera en OT. Maialen y Anne Lukin interpretaron Ilargia, haciendo historia mientras la organización añadía subtítulos para que todo el público pudiera seguir la letra.
Independiente
Esa identidad cristalizó en su primer álbum, Al día siguiente, publicado en abril de 2021. El disco es una especie de biografía emocional, diez canciones que funcionan como un diario abierto donde conviven dudas, miedos, recuerdos y pequeños amaneceres. En él colaboran artistas de reconocido renombre como Zahara, Miss Caffeina y Gorka Urbizu.
Ser independiente es parte esencial de su filosofía: trabaja junto a su propio equipo, se produce sus canciones y mantiene el control creativo de cada paso. Ella misma reconoce que el mundo de la música es complicado y que, a día de hoy, no podría vivir únicamente de ello, pero tampoco contempla dejarlo.
Además de la música, Anne ha ido ampliando sus horizontes creativos. Participó interpretando una de sus canciones en la serie Desaparecidos y también formó parte del reparto de Itsatsita berriz junto a Leire Martínez y Jon Plazaola, acercándose así al mundo audiovisual.
@annelukin
Ese equilibrio también se ve en su presencia en redes sociales, donde acumula más de 75.000 seguidores. Allí muestra quién es sin artificios: comparte fragmentos de su vida diaria, viajes, anécdotas con su familia, fotos de cuando era pequeña y también su proceso creativo, ensayos, sesiones de estudio y nuevas composiciones. Su contenido transmite naturalidad y cercanía; no hay filtros que la alejen del público, sino una especie de sinceridad cálida que invita a acompañarla. Con los años, esa chica que no sabía qué quería proyectar ha ido encontrando su voz. Basta con mirar sus redes, escuchar sus canciones o ver su complicidad con su público para notar el cambio. Anne Lukin ha crecido, ha aprendido a sostener su propia narrativa y ha construido un camino lejos de los focos de un programa de televisión.