Por cuestiones del guión, la mejor frase que define el concepto periodístico de Judith Torrea surgió de un suceso ocurrido en la ciudad que trabaja cuando ella estaba precisamente a miles de kilómetros de allí. La muerte de decenas de migrantes en un centro de detención en Ciudad Juárez esta misma semana provocó que el teléfono de Judith no parara de sonar, cuando acababa de recibir la cruz de Carlos III El Noble en su Navarra natal, y estaba a punto de pronunciar una conferencia en la librería de Katakrak.

En dicha charla, Torrea justificó las bases sobre las que ella entiende su oficio: “Hoy no me gustaría estar aquí. Me gusta informar desde el lugar de los hechos. y en este caso, desde Ciudad Juárez. Porque reportar desde aquí, no es informar. No sé muy bien qué es lo que ha pasado pero es algo gordo, no dejo de recibir llamadas y hay cadáveres”, resumió.

Judith Torrea es una periodista especialista de la información sobre el narcotráfico y el tráfico de personas, nacida en Ilarregi en 1973, ganadora de premios de periodismo como el Ortega y Gasset en 2010 o el BOB-Reporteros sin Fronteras en 2011 que le concedió la televisión internacional alemana Deutsche Welle.

Mediante retransmisiones en directo con su móvil, grabaciones y una página web, Torrea reporta los sucesos que acaecen en Ciudad Juárez, territorio fronterizo con Estados Unidos. En este sentido, trata de ayudar a los migrantes, porque, refiriéndose al movimiento no solo entre México sino también por la frontera, “una buena información te puede salvar la vida, pero una mala te la puede arruinar”. Así, uno de los mayores problemas en Ciudad Juárez es “el tráfico de personas, que se ha convertido en la droga más poderosa del lugar”, relata Torrea. “Es una ciudad donde abunda la pobreza extrema”, contó en Pamplona en su charla en Katakrak.

Un camino infernal

Personas de todas partes de México y Latinoamérica llegan a la ciudad, en muchos casos guiados por el narcotráfico, para intentar llegar a Estados Unidos. Pero el problema no solo reside en cruzar la frontera, sino también en atravesar el propio país de México. “El 85% de las mujeres con las que he hablado en Ciudad Juárez han sido violadas, pero no una o dos veces, sino muchas más. Todo en el camino hasta Ciudad Juárez”. Ya sea atravesando México u otros países para llegar a la frontera, “la gente le llama infierno al camino”.

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Éxito de la charla de Judith Torrea en Katakrak Unai Beroiz

Aquí radica la importancia del trabajo de Torrea, “intento dar información a la gente que está en el camino para que puedan tomar las mejores decisiones”, porque muchas veces, los datos que tienen “se los da la mafia”.

El peligro es real

Un ejemplo del peligro que existe en la ciudad y de la importancia de la información fue el cruel asesinato de un migrante cubano de 19 años solicitante de asilo que tendría que haber reingresado en Estados Unidos en mayo de 2021, pero no lo consiguió.

Un hombre, junto a su sobrino, contactó con Torrea para pedirle información sobre Ciudad Juárez, ya que tenían que esperar hasta que el chico pudiera reingresar a Estados Unidos, y ella les advirtió sobre los hoteles del centro. “Hay mucha violencia y muertos en el centro de la ciudad. A las cinco de la tarde se cierran todos los sitios y no hay nadie en la calle por miedo”.

Entonces, una noche le sonó el teléfono, era el tío del chico de 19 años. “Me dijo que habían herido a su sobrino. Le pregunté qué había pasado, cómo sabía que era él y me dijo que estaba hablando con su sobrino por teléfono cuando escuchó los disparos”. La reportera fue corriendo al lugar de los hechos a investigar qué sucedía y se encontró con el joven en estado crítico junto a su tío. Comenzó a grabar las imágenes y, en eso, “sentí el peligro. Empecé a hacer directo por Instagram por razones de seguridad. Sentía que me vigilaban. Le pregunté al hombre donde había guardado su pasaporte”, para salir corriendo y cruzar la frontera, “y me dijo que lo había dejado en uno de los hoteles del centro. Que se habían quedado allí porque otros cubanos también se quedaban allí”. Así, ambos fueron co-rriendo a la frontera. Y a las dos horas, diferentes migrantes contactaron con Torrea para decirle que “los asesinos me estaban mirando desde una de las habitaciones del hotel. Me estaban vigilando mientras hacía el directo”.

Amenazas de muerte

La recién galardonada con la cruz de Carlos III el Noble reconoció que “si tuviera miedo, no haría lo que hago. De lo que tengo miedo es de no hacer lo que siento que tengo que hacer en un determinado momento”. Ahora bien, en ciertas ocasiones, sintió cómo su vida peligraba y tuvo que tomar cartas en el asunto.

“Una vez recibí una amenaza de muerte muy fuerte, en la víspera de mi cumpleaños. Se lo conté a mi editor y me dijo que cruzara inmediatamente la frontera y me fuera a su casa en Austin, que me dejaría la llave en la entrada”, ya que él no se encontraba en dicha casa en ese momento. Así, la periodista vivió en soledad y amenazada su cumpleaños, recordó en su conferencia.

En una situación tan extrema, con la vida pendiendo de un hilo, “hice una lista de cosas que no había hecho en mi vida”. A partir de entonces, cada día, intenta hacer algo novedoso, algo que no haya hecho antes, “por muy minúsculo que sea el gesto”.

Y de tal modo nació su conocido Instagram, “un día me dije, ¿y por qué no me abro una cuenta de Instagram? Comencé subiendo las cosas buenas que tenía Ciudad Juárez” y, sin quererlo, terminó usándolo para reportar en vivo desde los hechos.

La periodista explicó que vive en un lugar tan conflictivo “con mucha alegría. Alegría que tienes de saber que la vida es un instante fantástico que se puede terminar en cualquier momento”. Llego a la ciudad en un periodo sabático de seis meses y, nada más llegar, “mi editor me invitó a viajar a la frontera con Texas, y cuando la crucé, me quedé fascinada. Conocí a gente increíble, y a mí lo que me emocionan son las personas”.

Así, a pesar de los peligros, a pesar de que “me han robado el móvil varias veces y los propios migrantes me han dicho que ha sido gente del negocio del tráfico, porque les quito clientes”, a pesar de que “me arruino haciendo directos. A mi no me pagan por hacer directos en Instagram, yo consigo dinero vendiendo grabaciones e investigaciones a medios de comunicación. Y los directos son muy caros”, a pesar de las amenazas y sentir cómo la vigilan hombres que acaban de asesinar a una persona, ella sigue reportando.

“Se hace con misión y pasión”. Y son muchos los que agradecen su trabajo, “me han escrito muchas veces para darme las gracias, para decirme que les he salvado la vida”, porque una buena información, puede salva vidas.

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Fotos de la entrega de la Cruz de Carlos III 2023 Javier Bergasa