Viajeros del autobús de La Estellesa que el 17 de enero de 2020 causó un accidente en el que murieron dos hermanos, una niña de 8 años y un niño de 5, vecinos de Ayegui, han declarado este lunes en el comienzo del juicio que el chófer, para quien la fiscal pide 3 años y 9 meses de cárcel, les gritó que “no tenía frenos” instantes antes de la colisión.

El siniestro tuvo lugar en la calle Carlos VII de Estella-Lizarra cuando el autocar, que realizaba la ruta Logroño-Estella y había hecho su última parada en Ayegui, quedó fuera de control y chocó contra una gasolinera, siete coches aparcados y atropelló a una mujer, que resultó herida grave. También resultó herida la madre de los dos pequeños, que se encontraban en los asientos traseros de una monovolumen contra la que chocó el autobús conducido por el acusado, natural de Ghana y que hoy tiene 40 años de edad.

El fatal accidente tuvo lugar en un tramo en el que la velocidad máxima permitida es de 40 km/h, aunque el autobús viajaba a 66 km/h, según los peritos policiales. En el momento de arrollar al turismo la velocidad del autocar era de 61 km/h y la del otro vehículo de apenas 14 km/h, por lo que “la conductora no pudo hacer nada”, según la fiscal. Tampoco pudo hacer nada una mujer que resultó atropellada y sufrió lesiones graves.

Varios pasajeros del autobús siniestrado declararon este lunes que todo el trayecto se cubrió con normalidad, hasta que enfiló la pendiente descendente hacia Estella-Lizarra, momento en el que percibieron un incremento de la velocidad inusual. En ese contexto, el acusado que iba al volante les gritó que no le funcionaban los frenos, por lo que los viajeros se apresuraron a buscar una posición de protección.

También prestaron declaración en el juicio iniciadoen el Juzgado de lo Penal número 2 de Pamplona el padre y la madre de los dos menores fallecidos, que relataron por videoconferencia las secuelas psicológicas y físicas sufridas por el trágico suceso. Igualmente, declaró la mujer que fue atropellada en el accidente.

Asimismo, comparecieron dos chóferes de La Estellesa, compañeros del acusado, que admitieron que el autobús siniestrado era más antiguo que otros de la empresa y que no habían advertido fallos en los frenos, si bien señalaron que algunos chivatos del ABS estaban encendidos.