pamplona. Son ya treinta años de su vida los que el misionero salesiano José Gabriel Larreta ha dedicado a mejorar las condiciones de vida y a intentar combatir la pobreza en las zonas más necesitadas de África. Este pamplonés de 85 años fue el cuarto de nueve hermanos y sintió la vocación del sacerdocio siendo muy joven cuando jugaba en el centro de los Salesianos de Pamplona. Su objetivo siempre han sido las misiones y con 55 años fue destinado a África y allí continúa con su labor, concretamente, en uno de los poblados etíopes situados a 2.000 metros de altura.

¿Qué opina su familia sobre que continúe a sus 85 años en las misiones?

Cuando estaba en las dependencias de Jefatura en Pamplona, arreglando algunas cosillas de mi pasaporte, un agente sugirió a modo de consejo: "¿Por qué no se queda usted ya a descansar en Pamplona y permite que los otros, los jóvenes vayan a Etiopía en su lugar?". A lo que yo le contesté: Encantado, pero ¿dónde están los otros? Aquí es muy difícil encontrar voluntarios que quieran ir allí. Muchas veces "los otros" son los que se quedan aquí dándote palabras de aliento como un "Ánimo, siempre p'alante".

¿Podría describirme el sitio donde se encuentra el poblado?

Tenemos bastante territorio, son como tres terrazas adosadas a una colina, más allá no hay nada, solo montaña pedregosa. La segunda terraza es del tamaño de un campo de fútbol, donde tenemos el huerto con tomates y demás hortalizas. En la tercera terraza tenemos el centro juvenil y los pabellones donde se realizan las actividades y en la primera terraza es todo para el noviciado.

¿Cómo se organiza la congregación de los Salesianos para actuar en África?

Hace 30 años, concretamente, tuvimos una reunión todos los representantes salesianos en Italia, unos 200, representando a 20.000 sacerdotes con un solo propósito: Ayudar a África. Los salesianos somos los religiosos que más individuos tenemos metidos en África porque es totalmente necesario. Nuestra congregación se divide en provincias: Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla, León, Bilbao. Cada grupo de estos se ha preocupado por enviar misioneros a una de las naciones de África.

En esta división de provincias, ¿cuál es la ayuda concreta que se ofrece desde Pamplona?

Lo más destacado es que proporcionamos comida a 270 familias cada mes a la vez que damos solidez a la enseñanza. La educación que llevamos allí es la misma que ofrecemos aquí, escuelas profesionales. Enseñamos cosas prácticas, mecanizado, peluquería y sobre todo jardinería y agricultura, ya que en esta parte Sur de Etiopía es una zona agrícola. De esta manera escapan un poco de su vida e intentan salir adelante.

En cuanto a la educación de los más pequeños, ¿en que ámbitos se hace más hincapié?

Tenemos habilitada una gran sala con 100 pupitres para niños y niñas de 4-8 años. Dedican tres horas diarias de escuela para saber leer y escribir en inglés y en amárico, su lengua oficial. El inglés nos parece fundamental para poder desenvolverse. En casa no tienen luz, no tiene mesas, nosotros les facilitamos cuatro grandes salas de estudio. En la escuela pueden elegir dar clase a la mañana o clase a la tarde.

¿Quiénes son los encargados de enseñarles? ¿Los voluntarios?

¿Voluntarios? (ríe) No hay, solo estamos dos sacerdotes, nada más. Los chicos mayores cuidan de los más pequeños. Hay una sana tradición africana en este sentido, el hermano mayor tiene que cuidar de los pequeños, ordena y manda, si ponemos dos chicas mayorcitas como encargadas de las clases no se oye ni una mosca en el estudio. Muchas veces hacen más caso si la profesora es una compañera o compañero.

Y para los mayores, ¿qué tipo de actividades se organizan?

Ponemos todos los medios necesarios para sacar adelante cursos de peluquería, con maestras y material adecuado o facilitamos cursos de ordenador para que se puedan desenvolver. Los que quieran llegar a la Universidad, son 12 años de estudios elementales y secundarios. Después tienen tres años de Universidad, un poco floja, y al finalizar pueden sacar un oficio y un beneficio pero acaban muy pocos. El problema de que vayan a la Universidad está en el medio de transporte. Por ejemplo, hay una chica que va a por el tercer año de Universidad y le mandan a 1.200 km de casa.

¿También ofrecen formación de novicio?

Naturalmente. Esta formación va destinada a los muchachos que quieren ser sacerdotes. Deben pasar dos años en el seminario para que sepan cuál es la función de los salesianos. Después de esto, tiene que volver a pedir que quieren seguir. Un año de 365 días, sin vacaciones., todo el año ahí metidos. Tienen que estudiar la vida de Don Bosco, el sistema pedagógico y el estudio de lenguas: inglés, francés, porque nunca se sabe a dónde nos van a destinar. También, como religiosos, impartimos el estudio de la Biblia. Mi compañero se preocupa de Don Bosco y yo, de la parte de la Biblia y los idiomas.

¿Quién costea ese desplazamiento?

Nosotros lo pagamos, cuando tenemos dinero, porque hay que coger un avión y las familias no tienen dinero para pagarlo. Sobreviven con el dinero que recibo de la caridad de la gente. No se piden grandes cantidades. Aquí hay un deseo frustrado de ayudar al prójimo, mucha gente debería viajar y ver que no estamos solos, que hay gente que necesita nuestra ayuda.

¿Con cuánto dinero vive una familia de media al día?

Cero, nada. El Gobierno no les da nada. No hay gente que trabaje, más del 50% están sin trabajo. Cuando aquí dices 5 millones de parados allí dicen, ¿solo? Allí son 50 millones de parados. Por eso insisten tanto en tener el apoyo de aquí, se creen que los blancos somos ricos. A todo esto hay que añadir una desnutrición elevadísima.

¿Cree usted que la adopción es una forma de ayudar o es mejor enseñarles a salir adelante?

Las dos cosas son muy buenas. Hay que intentar sacar adelante, por ejemplo a través de cursos o de las clases. Si podemos hacer esto, estupendo, pero no hay muchos medios. Más del 80% de la población es agrícola, dependemos de la lluvia y esto es un impedimento para el desarrollo. Hay un 90% de población a los que hay que darles todo por lo que también es muy bueno que en una familia de 8 o 9, uno se escape a España o a Italia y consiga hacer lo que quiere. Generalmente los padres están contentos saben que para el hijo es lo mejor.

¿Y las adopciones de verano?

Traer a los niños durante dos o tres meses aquí, a España o a Italia, es horroroso. Ven que todo es más fácil y se acostumbran y luego tienen que volver a sus casas y estar en las mismas condiciones que antes. Yo soy partidario de una adopción total.

Como misionero durante tantos años en África, ¿qué le parece el actual debate sobre el Sáhara?

Nosotros de momento no tenemos peligro, estamos a 3.000 kilómetros de distancia, pero yo he estado en Mali mucho tiempo y conozco a la gente de por allá y en el norte hay una tribu que es muy importante, los tuareg. En el desierto hay poblados dispersos y todo ha ido siempre de maravilla hasta que ahora alguien está intentando crear un simbolismo de unificación. La parte musulmana ha querido meterse y unificar a través del islam y están metiendo la pata. Antes íbamos la mar de bien.

DÍA A DÍA

l 5.15. Me levanto.

l 5.45. Oración

l 7.30. Desayuno. Tenemos un comedor de 100 sillas para ofrecer un desayuno lo más completo posible a niños de entre 4-8 años, sobre todo les facilitamos pan y mucha leche, además de un bidón de 20 litros de agua por familia.

l 9.00. Empezamos el trabajo de enseñanza. Yo, concretamente, estoy en el noviciado, donde los aspirantes a sacerdotes pasan dos años en el seminario, y luego, si quieren seguir, están un año de 365 días, sin vacaciones, estudiando y aprendiendo la vida de los salesianos y de su patrón, Don Bosco. También aprenden idiomas, una parte fundamental, porque nunca sabes a dónde puedes ser destinado. De esta enseñanza nos encargamos otro sacerdote uruguayo joven y yo; él se encarga de la parte de Don Bosco y yo me preocupo de la parte de idiomas y del estudio de la Biblia.

l 12.30. Rosario y después una comida, frugal, pero comida.

l Hasta las 16.30. En este rato se dedican al huerto mientras nosotros limpiamos, la parte de la comida y del lavado lo llevan dos señoras, lo demás corre a nuestro cargo.

l 16.30. Siempre jugamos un partido de fútbol o de balonmano o de baloncesto. Hay que combinar la parte de estudio con el deporte, no todo es pensar y estudiar, también hay que mantenerse sano. A esta hora también se abre el centro juvenil para las clases de la tarde. Hay tres chicas mayores que son las maestras de los demás.

l 18.00. Se cierra el centro juvenil y las actividades se paran. Es cuando se van a casa a comer algo. La comida típica de allí es el tef (parecido al trigo, es como una oblea, como las ostias grandes, pero más mórbidas y se le añade un mejunje de pimiento, Cogen el pimiento con la mano lo meten dentro de la oblea, lo humedecen en agua caliente y se lo llevan a la boca). Es lo único que comen en el día, a parte del desayuno que les ofrecemos nosotros.

l 19.00. Cenamos nosotros, previa oración, y descansamos hora y media.

l 20.30. Ponemos durante un rato, veinte minutos más o menos, la televisión en su idioma, el amárico. Solemos sintonizar el canal de allí que ofrece noticias de la zona, de España y de Europa, poca cosa, solo algunas veces que pillamos el canal árabe.

l 22.00. Dormir. Siempre duermen ocho horas mínimo, porque les viene muy bien para reponerse del esfuerzo intelectual y físico, además de que es el momento donde olvidan el hambre y también del clima que, aunque la gente de aquí no se lo crea, por las noches hace mucho frío y hay que dormir abrigado debido a la altura en la que nos encontramos (2.000 metros).

l Sábados y domingos. Los fines de semana son un poco diferentes. Celebramos lo que se llama un Oratorio Festivo, es decir, abrimos las puertas del centro juvenil durante tres horas y media para que puedan jugar y pasar un buen rato, nada de estudiar. Un total de 400 muchachos y muchachas que se acercan al centro para jugar al fútbol, balonmano, baloncesto, a los futbolines o los más pequeños se dedican a ver una película. También tenemos una sala donde 16 chicas bailan, y lo hacen muy bien. Han formado una escuela de baile muy importante y la llevan ellas instintivamente.