Todos los grupos del Parlamento, excepto UPN y PP, criticaron ayer el hecho de que el diputado de UPN, Carlos Salvador, tribute en Madrid por la SICAV en la que tiene más de 250.000 euros invertidos. Un instrumento financiero, con más sombras que luces, que le permite pagar muchos menos impuestos que mediante una inversión corriente (solo el 1% de los beneficios) y que, además, el diputado tiene afincada en Madrid, por lo que los impuestos de su patrimonio repercuten en la recaudación de la Comunidad de Madrid y no en Navarra. Algo que choca teniendo en cuenta que el propio Salvador trata de alarmar a la población por la posible fuga de capitales que supondrá la nueva reforma fiscal que prepara el Gobierno, cuando él mismo tiene su inversión fuera de Navarra.

Esta situación fue analizada ayer por los grupos del Parlamento, que criticaron la actitud de Salvador. El portavoz de Geroa Bai, Koldo Martínez, consideró que es “una práctica muy habitual en la derecha decir unas cosas y hacer otras” como también que “los ricos” tengan una SICAV. “Es lamentable”, dijo, para añadir que la reforma fiscal que prepara el Gobierno “no perjudica” a la gran mayoría de los contribuyentes sino a las rentas más altas y además solo “ligeramente” y para destinar ese dinero a políticas sociales, “algo que no se hace con las SICAV que tributan fuera” de Navarra.

En este mismo sentido, el portavoz de EH Bildu, Adolfo Araiz, indicó que resulta “esquizofrénico que quien huye de tributar su patrimonio en Navarra critique una reforma fiscal que precisamente elimina” el tratamiento favorable que reciben las SICAV, ya que pagan únicamente el 1% por los beneficios que obtienen. “Hay gente que hace mucha patria pero el dinero lo tienen fuera de esa patria”, apuntó, para calificar de “significativo” que haya “personajes a los que se le llena la boca con la foralidad pero no tributan aquí”.

Las estrategias de Salvador para evitar pagar impuestos es, para la portavoz de Podemos, Laura Pérez “la fiscalidad que les gusta a los navarrísimos”. “Mienten diciendo que con la nueva reforma fiscal el común de los navarros vamos a pagar más al tiempo que sacan sus grandes fortunas para no pagar. Si uno ama su tierra, debería querer más escuelas, más sanidad publica y servicio públicos de calidad. Eso se consigue tributando aquí, algo que, si aman a su tierra como dicen, deberían hacer con gusto”, dijo Pérez.

En la misma línea, desde I-E, José Miguel Nuin aseguró que “el navarrismo también se demuestra tributando en Navarra” y consideró que “quien dice amar su tierra debería pagar los impuestos en ella”.

El PSN, por su parte, se mostró en contra de este tipo de sociedades y recordó que han propuesto medidas para un mejor control de la SICAV como el establecimiento de un porcentaje de participación máximo para cada inversor.

En defensa de Carlos Salvador salió Javier Esparza que puso en valor “la transparencia” del diputado de UPN, y preguntado sobre si considera ético que lleve sus ahorros a Madrid, Esparza dijo que es una “situación familiar que viene de tiempo atrás”. Después de que UPN haya votado a favor de estas sociedades en el Congreso en repetidas ocasiones, ayer Esparza dijo que “si el problema de la reforma fiscal fueran las SICAV, llegaríamos a un acuerdo con el Gobierno, las eliminaríamos sin problema” si ciudadanos y empresas “fueran a pagar menos” impuestos.

LA POLÉMICA SICAV El diputado de UPN, Carlos Salvador, cuenta con una SICAV (Sociedad de inversión de capital variable) con más de 250.000 euros domiciliada en Madrid, con lo que evita pagar impuestos en Navarra por la mayor parte de sus ahorros. Una situación que contrasta con el alarmismo que los últimos días trata de infundir la formación regionalista por la reforma fiscal que tramita el Gobierno de Navarra y que, según su criterio, va a suponer que en el futuro los grandes patrimonios y las grandes empresas abandonen la Comunidad Foral.

Críticas que ha hecho suyas el propio Salvador, defendiendo que las empresas se vayan allí donde paguen menos impuestos. “Imaginemos un inversor de Renania del Norte-Westfalia queriendo invertir. ¿Vendrá a Navarra si paga más impuestos que en Bilbao? No. Obvio”, recoge en su perfil de Twitter.

La reforma fiscal, que está a punto de presentar el Gobierno foral y que en breve iniciará su trámite parlamentario, contempla precisamente la regulación de las polémicas SICAV, sociedades exclusivas a las que habitualmente recurren los grandes patrimonios para reducir su contribución a Hacienda, pues permite tributar los beneficios al 1% en el Impuesto de Sociedades, cuando las sociedades mercantiles lo hacen entre el 25% y el 30%. Con la reforma planteada ahora por el Ejecutivo autonómico, las SICAV deberán tributar igual que el resto de empresas. Un gesto más simbólico que real, como bien se encargó de recordar durante el último debate el parlamentario de UPN, Juan Luis Sánchez de Muniáin, que con cierta sorna se jactó de que todas las SICAV tienen domicilio fiscal en Madrid.

Las polémicas SICAV han vuelto a primera línea del debate estos días con motivo de las elecciones generales. Prácticamente todos los partidos van a incorporar propuestas para regular el fraude habitual en este tipo de sociedades, e incluso suprimirlas. Así lo han avanzado ya el PSOE, Podemos y Ciudadanos. Sólo UPN y PP se han mostrado contrarios a su revisión con el argumento de que legislar sobre este tipo de sociedades puede derivar en una fuga de capitales. De hecho, el propio Carlos Salvador al menos en cuatro ocasiones ha rechazado cambiar el régimen fiscal de las SICAV durante la legislatura recién terminada. Entre ellas una propuesta del PSOE para crear una oficina de control del fraude en las polémicas sociedades, y otra de IU para limitar la participación máxima al 5%.

Revalorización del 30% Según consta en la declaración de bienes y rentas que Salvador registró a su llegada al Congreso en noviembre de 2011, el diputado de UPN tenía 267.428 euros en acciones de Maturity Inversiones SA, SICAV en la que también participan otros miembros de su familia. Salvador, sin embargo, no especifica su porcentaje de participación en la sociedad, un dato relevante teniendo en cuenta que en al menos dos de las iniciativas parlamentarias en las que ha participado con un voto en contra se pretendía limitar el capital máximo permitido. El capital en circulación actual de Maturity Inversiones es de 2,9 millones, por lo que las acciones del diputado regionalista equivaldrían al 11,3% de la sociedad.

La declaración tampoco ha sido actualizada desde entonces. En los cuatro últimos años, la sociedad ha vivido una revalorización de en torno al 30%, pasando de un valor nominal de 8,9 euros a 11,43, lo que habría aumentado la inversión de Salvador hasta los 350.000 euros. Una plusvalía importante, pero que al tratarse de una SICAV solo ha tributado el 1%, muy por debajo de lo que pagan por sus beneficios las sociedades anónimas (30%), los fondos de inversión (21%), o las rentas altas por el IRPF (49%). Teóricamente, los propietarios de estas sociedades pagan impuestos al vender sus participaciones en la inversión en términos similares a los fondos ordinarios, lo que permite retrasar la tributación anual.

La legislación no obstante deja un amplio margen para el fraude, lo que se produce en la gran mayoría de las ocasiones. Así lo subraya el propio sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, que ve sospecha de comportamiento irregular en el 80% de este tipo de sociedades. De hecho, aunque los propietarios del fondo deben pagar los beneficios, también pueden retirar cantidades sin tener que tributar siempre y cuando no superen la inversión inicial, ya que se considera que se recoge capital y no beneficios obtenidos por la inversión.

Sin embargo, el fraude más habitual son los conocidos como “mariachis”. Para la creación de una sociedad de este tipo es necesario un capital mínimo de 2,4 millones y un número de accionistas igual o superior a 100. Este último requisito casi siempre ha acabado burlado mediante la incorporación de inversores ficticios, personas que participan en una SICAV a título nominal pero sin apenas aportar inversión, de forma que casi la totalidad del dinero provenía de un único socio. De esta forma, las sociedades de inversión dejan de tener su función colectiva y se convierten en realidad en un instrumento de gestión del patrimonio particular o familiar. - D.N.