El 2017 ha sido el año de las noticias falsas, las fake news de las que empezamos a oír hablar en la campaña presidencial en Estados Unidos y que ya campan a sus anchas por las redes sociales.
El mayor peligro de esas falsas informaciones es su apariencia de veracidad, algo que hace que solo un 14% de los españoles sea capaz de distinguir una fake news, aunque un 59,5% piense que pueden hacerlo de acuerdo al I Estudio sobre el Impacto de las Fake News en España, realizado por la empresa de investigación social y estudios de mercado Simple Lógica en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid.
Ese estudio, en el que participaron 2.000 personas en toda España, refleja que los jóvenes son menos vulnerables a las noticias falsas, aunque, aún así, tres de cada cuatro no saben diferenciar las informaciones ficticias de las reales. Por su parte, el porcentaje de quienes se creen las fake news se dispara al 92% en el caso de las personas mayores de 55 años.
No hay diferencias por sexos respecto a la credulidad de los encuestados, ya que hombres y mujeres tuvieron las mismas dificultades para ‘cazar’ las noticias falsas que se les plantearon en el estudio, aunque las mujeres demuestran ser más realistas: un 45% cree poder identificar una noticia falsa frente al 65% de los hombres, que aseguran que no se dejan engañar. En concreto, el 29,6% de los que dicen poder identificar las fake news refieren la irrealidad del contenido, mientras que un 17,9% cita “titulares demasiado alarmistas, ridículos o improbables”; por último, un 3,1% habla de sentido común.
Además de por el contenido, un 26,9% asegura que su desconfianza varía según el medio que publica la noticia y el que la firma (7,7%); por otra parte, solo un 5,8% trata de contrastar o verificar la información.
El estudio también sostiene que el 4% de los españoles reconoce haber creado una noticia falsa alguna vez, aunque solo la mitad admite haberla difundido finalmente. Además, un 71,8% de quienes reconocer haber creado un fake asegura haberlo hecho por diversión, pero un 3,5% dice que los hizo “por trabajo”; por su parte, un 3,3% actuó así “para perjudicar a un enemigo o rival”.
catalunya, campo de batalla En España, el desafío soberanista ha supuesto, según los expertos, un destacado campo de batalla para las fake news, especialmente durante la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre y de las elecciones del 21 de diciembre. Muchas fotografías, algunas retocadas con editores gráficos, se divulgaron en las redes sociales, y cientos de hechos falsos se compartieron con el fin de generar polémica.
Javier Lesaca, investigador visitante en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington, plasmó en un estudio que, de las 5.029.877 publicaciones en las redes sociales sobre la crisis catalana entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre, solamente el 3% provenía de perfiles reales.
Por otra parte, las noticias falsas también hicieron acto de presencia en las elecciones presidenciales francesas de junio de 2017; de hecho, la campaña de Emmanuel Macron sufrió una “acción de hacking masiva y coordinada que resultó en el robo de información interna y correos electrónicos” bajo el hashtag #MacronLeaks.
peligro en internet Las redes sociales se ha convertido en fuente privilegiada para adquirir información, y es ahí donde las fake news hallan su espacio de difusión. Reuters Institute constata que, en el marco de la UE, el 58% de los españoles utilizan las redes sociales como principal fuente de información, solamente superados por Portugal, con un 62%. Así, las noticias manipuladas encuentran en estas plataformas un medio fácil y rápido para propagarse: su contenido no es comprobado, los titulares son llamativos, y la información llega a un gran número de personas.
En general, los consumidores se guían por tres motivos para consumir y compartir noticias falsas en internet: el dinero, la ideología y la pura maldad. En primer lugar, resulta muy fácil crear un sitio web y monetizarlo a través de la publicidad; además, las fake news con contenidos llamativos y polémicos suelen hacerse virales, consiguiendo miles de visitas y generando un gran beneficio económico para la web en cuestión. Muchas de estas páginas, curiosamente, son creadas y controladas por jóvenes de todo el mundo.
La ideología constituye el segundo factor de generación de informaciones amañadas. Los creadores de estas noticias son afines a determinados partidos e ideologías y su finalidad es que ciertos candidatos, medidas o partidos políticos consigan acceder o mediatizar al poder. Aquí se sitúa, por ejemplo, la injerencia rusa en los conflictos políticos europeos (elecciones francesas, el procés catalán, etc).
Finalmente, el tercer factor asociado a la formación y difusión de fake news se refiere a algo tan antiguo como hacer mal y dañar al otro u otros. Denostar, menoscabar o despreciar, incluso mediante la broma, es algo muy habitual en las redes sociales y tiene un gancho enorme entre el gran público anónimo de internet.
graves consecuencias El gran riesgo de la desinformación originada por las fake news es la confusión y el caos mediático. Para paliar estos efectos, el comisario europeo para la Unión de la Seguridad, Julian King, explicó que la UE ha puesto en marcha un grupo de trabajo cuyo objetivo es contrarrestar las noticias falsas y promover buenas prácticas en los medios de comunicación, así como prevenir todas las campañas de desinformación.
Asimismo, todos los gobiernos occidentales coinciden en que las fake news son una amenaza para las democracias occidentales. España, muy sensibilizada al respecto, aprobó a finales del pasado diciembre su nueva Estrategia de Seguridad Nacional que incluye por primera vez la amenaza de los ciberataques y las fake news.