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El miedo al aislamiento, el rival del coronavirus para las personas mayores

El miedo al aislamiento, el rival del coronavirus para las personas mayoresPixabay

Madrid. Son conscientes de que pertenecen al colectivo más vulnerable, pero muchos mayores no están siguiendo las recomendaciones de las autoridades y salen con frecuencia a la calle pese a la amenaza del coronavirus, que ha provocado medidas como el cierre de centros de ocio de jubilados y la cancelación de viajes.

"Nuestra vida no ha cambiado en absoluto, yo voy todos los días a la calle, no paro en casa hasta la noche, hay que disfrutar de la vida", comenta a Efe Pepe, de 73 años, desde una terraza de Antón Martín mientras se toma "una copa de vinito, muy tranquilo".

Comparte esta opinión y también el vino con José Ignacio, de 71, que hasta que decretaron el cierre temporal frecuentaba el Centro Municipal de Mayores de Antón Martín, donde estaba acostumbrado a pasar el rato con sus amigos y conocidos, una costumbre que ha trasladado a los bares "aunque sea bastante más caro", protesta.

De hecho, tras el cierre por un mes de estos centros, muchos mayores están recurriendo a locales de asociaciones vecinales y casas regionales para mantener sus actividades y reuniones.

Margarita y Julio, de 74 y 76 años, salen "como todos los días" a hacer la compra y a "dar una vuelta" por el barrio de Chamberí.

No siguen el consejo de las autoridades de evitar salidas porque dicen estar "tranquilos", aunque aseguran que después de comprar piensan volver a casa.

A José Ignacio le preocupa qué van a hacer todos aquellos -porque conoce "a muchos"- que iban a los hogares y clubes de mayores a comer "por cuatro o cinco euros y ahora tienen que pagar doce por la misma comida", y se pregunta cómo lo harán ahora "si no saben freír ni un huevo".

Para los mayores de 65 años en una situación de vulnerabilidad económica o de dependencia, el Ayuntamiento de Madrid cuenta con el servicio de comida a domicilio del teléfono 010, que distribuye las raciones en días alternos, siempre que los servicios sociales lo determinen "imprescindible", aclaran fuentes del Consistorio.

Las autoridades insisten en que las personas mayores eviten salir a la calle y coger el transporte público para impedir contagios.

También se están limitando los viajes: el Gobierno nacional ha pospuesto durante un mes los viajes del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) y la Comunidad de Madrid ha anunciado el aplazamiento de la puesta en marcha del programa Rutas Culturales 2020 para personas mayores de 60 años.

En la Comunidad de Madrid, el Gobierno regional ya remitió una instrucción a todas las residencias de mayores, tanto públicas como privadas, para que limitaran las visitas de los familiares a las "estrictamente necesarias".

De hecho, desde la patronal madrileña de este sector aseguran que las visitas presenciales están en proceso de sustituirse por videoconferencias con los familiares.

"Ellos saben que es por preservar su salud, lo asimilan y están empezando a acostumbrarse poco a poco a las visitas virtuales. Aunque los primeros días echan de menos la visita de sus familiares, de alguna manera sienten esa cercanía", comentan.

Las salidas a la calle también están restringidas en la mayoría de residencias de mayores, aunque muchas de ellas cuentan con jardines, terrazas y espacios exteriores para que los usuarios puedan pasear al aire libre.

Asociaciones de acompañamiento de mayores, como la ONG Grandes Amigos, han sustituido las visitas de los voluntarios en residencias y en casas por un acompañamiento telefónico.

Más complicado lo tienen en los centros sociosanitarios, a los que acuden diariamente los mayores para sus consultas sanitarias y que, aunque siguen abiertos, temen que se decrete su cierre, por lo que están comenzando a ofrecer la posibilidad de atención domiciliar.

Así lo señala Lourdes, del Centro de Día Salus, que añade que ya han empezado a llamar a los familiares de los mayores para prevenir de la posibilidad de cierre de los centros, y así asegurarse en qué situación están las familias para "adaptarse cuanto antes" a la atención en sus domicilios.

A Teresa, de 85 años, que tiene terapia los martes y los miércoles, le preocupa más la pérdida de estas sesiones que el avance del coronavirus. Le pasa igual a Vicente, de 90, que junto con su cuidador asiste diariamente a las revisiones, lo que quiere seguir haciendo y así aprovechar para salir de casa.

Por el momento "el lavado de manos, la toma de temperatura, y la limpieza de todas las superficies" son gestos que se repiten cada vez que una persona entra por la puerta de los centros sociosanitarios para mayores, a la espera de otras indicaciones oficiales.