El escenario en el que ha nacido el complejo María Cristina de Donostia convertido en hotel sanitarizado, afortunadamente, es menos agobiante que el de semanas atrás.

A caballo entre hospital y domicilio, el hotel de cinco estrellas abrió el lunes sus puertas a los nuevos inquilinos. Son pacientes no dependientes, con movilidad adecuada y sin deterioro cognitivo. Con los ocho traslados de ayer son ya 16 las personas con síntomas leves de COVID-19 que se recuperan en el hotel de las secuelas de la infección. Disponer de este recurso da un respiro a la OSI Donostialdea, que a partir de ahora podrá ir dando altas a pacientes que de otro modo tendrían que aguardar algún tiempo más en el hospital, lo que permite ir descongestionando los centros sanitarios.

Estos pacientes no pueden regresar a sus hogares porque sus familiares conforman un colectivo vulnerable o de riesgo. La casuística es de lo más variada: enfermedades autoinmunes, parejas embarazadas que tienen que velar por su estado de salud, padres aquejados de dolencias crónicas... Se les da de alta, pero deben extremar la precaución durante los primeros días, con el problema añadido de que muchas viviendas no permiten llevar a cabo el aislamiento en condiciones debido a las propias características de los inmuebles. "Había que dar una respuesta a esa realidad, y pensamos que ese espacio lo podrían ocupar los hoteles sanitarizados", explica a este periódico Antonio Arraiza, coordinador corporativo de Programas de Salud de Osakidetza. Él es el encargado de coordinar la atención sanitaria que desde el lunes se presta en el Hotel María Cristina.

La Comunidad de Madrid fue la primera en ensayar la fórmula de convertir estos establecimientos en hospitales. Araba, donde el coronavirus se ensañó con especial virulencia, tomó el testigo para abrir con la misma finalidad el Hotel Lakua. Ahora es el María Cristina el que se suma a un plan que se ha esbozado en apenas una semana. "Hay que destacar la disposición que ha mostrado la empresa del hotel y el Ayuntamiento de Donostia, que es propietario del edificio, dando un paso adelante para prestar la instalación a Osakidetza", agradece Arraiza.

Durante la rápida readecuación de las instalaciones se ha generado una demanda de 16 pacientes que ya se recuperan en el hotel, tras los ocho nuevos traslados de ayer por la mañana. A partir de ahora seguirán llegando convalecientes. Desde hace unos días, el horizonte se observa más despejado, desprovisto de la presión que suponía estas semanas atrás para los centros hospitalarios la rápida transmisión del COVID-19, por lo que todo hace prever que no será necesario utilizar las cuatro plantas del hotel, con 29 habitaciones en cada una de ellas.

Así, aunque es aventurado hacer pronósticos sobre el curso del patógeno, parece poco probable que las instalaciones se saturen llegando a ocuparse las 116 plazas disponibles. "Llevamos unos días en los que va variando el panorama que ofrecen los hospitales vascos. Hay menos personas que acuden a urgencias; se va reduciendo el número de personas hospitalizadas, por lo que todo parece indicar que la situación no es tan grave como podía ser hace diez días", indica el responsable de Osakide-tza.

La estancia media prevista es de unas dos semanas, y no pueden salir de la habitación ni recibir visitas. El personal del hotel es el encargado de atenderles durante este periodo de aislamiento, tanto desde un punto de vista asistencial como humano, "para que la estancia sea lo más llevadera posible".

Para llegar a ser un hotel sanitarizado se ha tenido que cambiar de cara a la instalación, tanto desde el punto de vista físico como organizativo. El mobiliario de las habitaciones ha sido cubierto con materiales que facilitan la limpieza. Se han eliminado cortinas para evitar el acumulo de patógenos, y las zonas comunes como los pasillos también han sido protegidas con coberturas impermeables para facilitar el uso sanitario.

El hotel se encarga de la seguridad y el mantenimiento, incluyendo los servicios de limpieza, lavandería y restauración. Osakidetza ha incorporado el personal sanitario. No ha sido necesario contratar al personal porque, en esencia, son trabajadores de Osakidetza que si bien cambian de ubicación, su labor es similar a la que venían desempeñando.

El equipo lo conforman tres médicos de Atención Primaria y otras tantas enfermeras que se reparten la jornada en turnos. También hay responsables de admisión y celadores.

La principal novedad de este modelo estriba en la figura, "creada ad hoc", de la persona encargada de los cuidados. Se trata de médicos recién licenciados que han mostrado ganas de colaborar ante la epidemia y han sido contratados temporalmente. "Es un perfil que incorporamos al hotel porque creemos que es importante para el buen funcionamiento de la atención. En cada una de las cuatro plantas hay un cuidador, en turno de mañana, tarde y noche. Realizan una actividad muy variada, desde tomar la temperatura a los pacientes a recoger las incidencias del día o apoyar emocionalmente a las personas ingresadas", explica el coordinador del plan.