Las escenas que encontraron en la explotación ganadera en Luzaide/Valcarlos les causaron estupor: restos de huesos y pieles de ovejas muertas en una borda, cadáveres de vacas encadenadas al pesebre en avanzado estado de descomposición. Animales que habían sido atados, encerrados y dejados a su suerte. "No tenemos una explicación a por qué lo hizo, pero el dueño tenía la intención clara de que los animales murieran. Estamos ante la comisión por omisión de un delito de maltrato animal: el investigado no realizó una conducta física para matarlos, pero omitió la conducta de alimentarlos", explican desde el Grupo de Investigación Medioambiental de la Policía Foral.

El Código Penal castiga con penas de 6 a 18 meses de prisión los delitos de maltrato animal en los que se produzca la muerte efectiva del animal, y con inhabilitación especial de dos a cuatro años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales.

INFORMACIONES DE GENTE DE LA ZONA

Las pesquisas en este caso se iniciaron cuando el Cuerpo autonómico recibió informaciones de gente de la zona que indicaban que podía haber animales muertos en la explotación. "Posteriormente, el dueño de la explotación ganadera informó al Servicio de Ganadería de la baja de múltiples cabezas de ganado, y acudimos a realizar una inspección".

Al hacerlo descubrieron las 27 ovejas y 9 vacas muertas, y dadas las circunstancias en la que hallaban los cadáveres, concluyeron que habrían muerto por inanición. Sin embargo, el ganadero no reconoció en ningún momento que les había privado de comida, ni tampoco prestó declaración ante los policías forales encargados del atestado.

QUERÍA DESHACERSE DE ELLOS

Cuando se les pregunta sobre las razones que pudieron llevar al ganadero a dejar morir de hambre a sus animales, desde el Grupo de Investigación Medioambiental no ofrecen ninguna hipótesis. "No es que fueran animales viejos o improductivos, o que el ganadero pretendiese cobrar de un seguro... Simplemente parece que se quería deshacer de ellos, desentenderse". Según su experiencia, el estado en el que estaban los cadáveres de las vacas indicaría que llevaban más de un mes muertas.

En cuanto al resto de los animales que conformaban la explotación ganadera -23 ovejas y 4 vacas-, los agentes de la Policía Foral creen que "pueden estar sueltos por el monte. No creemos que muriesen antes por causas similares y se haya deshecho de ellos", finalizan.