María Iraburu Elizalde, primera rectora de la Universidad de Navarra, reconoce que, cuando ser "la primera mujer" en algo deje de ser noticia, será "un gran momento" y lograrlo "depende de todos nosotros".

De esta forma se pronuncia en una entrevista concedida a Efe, en la que Iraburu (Pamplona, 1964), bióloga por la Universidad de Navarra y desde este mes de enero rectora de esta institución, habla de liderazgo femenino, ciencia y del proyecto "estrella" de la institución para los próximos años, el centro Bioma.

Con la sostenibilidad como eje de acción, en un contexto de desgaste por la pandemia lanza un mensaje de "esperanza" que llega desde "nuestra gente joven".

Es la primera mujer y la primera persona nacida en Navarra que ocupa el cargo y además tiene formación científica. Esto está haciendo que su nombramiento adquiera una relevancia especial, ¿cómo lo lleva?

La verdad es que en la Universidad de Navarra me he encontrado sobre todo con muchísimos modelos de mujeres liderando: me dirigió la tesis una mujer científica madre de cinco hijos, dirigía el departamento otra científica que fue vicerrectora y la decana era otra mujer... Por lo tanto he experimentado ese liderazgo femenino de una forma muy natural y en estos años de rectorado he trabajado con mis compañeros y compañeras de forma fantástica.

Tengo una experiencia personal muy satisfactoria en ese sentido y me encantaría que fuera así para todas las mujeres del mundo, pero me consta que no siempre es tan fácil.

¿Cuáles son, a su juicio, las principales dificultades que existen en ese sentido?

Es un tema complejo, no se puede identificar un único factor que dificulta todavía el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad o a carreras científicas completas.

No es fácil identificar las dificultades, se habla de techos de cristal y de cemento. Techos de cristal son los sesgos involuntarios que hay en la sociedad que ponen el camino más difícil a las mujeres, desde las diferencias salariales hasta esos roles que a una niña le pueden dificultar más el acceso a una carrera tecnológica.

Y luego están los techos que las propias mujeres nos podemos poner a nosotras mismas, el síndrome del impostor, considerar que no valgo, lo que también tiene que ver con esa ausencia de mujeres en puestos de liderazgo que pueden llevar a pensar que es imposible.

Como es multifactorial todos podemos poner nuestro granito de arena para que no haya una dificultad añadida para alcanzar sus sueños por el hecho de ser mujer.

¿Ve cerca el día en el que ser la primera mujer deje de ser noticia?

Sería un gran momento, no sé si está cerca, depende de nosotros que lo esté. Ese es el reto.

El reto es que la dedicación al trabajo, que en el caso de la ciencia es muy intensa, se pueda armonizar con las relaciones familiares, sociales, la vida cultural, ese es un reto bueno para hombres y mujeres. Si consiguiésemos eso habríamos avanzado bastante para esa corresponsabilidad de hombres y mujeres en el liderazgo.

Con su bagaje científico, doctora en Bioquímica y Biología Molecular, ¿cómo ve el momento actual de la ciencia?

R: Es un momento interesante de la ciencia, indudablemente. La pandemia nos lo ha puesto de manifiesto, la ciencia nos cambia la vida a mejor, nos está permitiendo enfrentar la pandemia, pero necesita por un lado inversión porque es cara y necesita personas y dentro de las personas un porcentaje muy relevante son mujeres científicas.

En el ámbito científico, ¿cuáles son los principales retos de la Universidad de Navarra?

Los retos en ciencia pasan porque haya una mayor financiación, una institución privada por si sola es muy difícil que pueda abordarlo. El curso pasado hubo una actividad científica muy intensa, tenemos más de mil investigadores, más de cien grupos de investigación y el importe económico de la actividad investigadora fue de más de cien millones de euros. Eso se consigue con financiación que consigue la universidad y en parte con fondos de convocatorias competitivas a las que se presentan los científicos

Lo interesante de la ciencia es que si inviertes un millón puede generar otros tantos por la posibilidad de que un investigador contratado se presente a fondos europeos y consiga financiación para tres investigadores más, hay un efecto exponencial muy interesante.

Lo que si es cierto que la inversión en ciencia es a medio y largo plazo. Pedir a la ciencia resultados muy rápidos es desconocer su naturaleza, lleva tiempo... Uno de los retos es conseguir más financiación, centrado en áreas de especial relevancia como la medicina personalizada, ahí se incluye la oncología, las enfermedades raras y los cuidados paliativos.

En los últimos años ha habido grandes proyectos en la universidad, ¿cuál es su proyecto estrella?

El proyecto estrella es el centro Bioma. Un tema que nos parece muy relevante en el que estamos todos muy concienciados es medio ambiente, biodiversidad, todo lo que tiene que ver con el futuro del planeta y ahí tenemos una larga experiencia.

Es un tema multidisciplinar que ha llevado a plantear este centro que tiene un Instituto Bioma donde se estudia la biodiversidad y el medio ambiente y luego un Museo de Ciencias, una parte expositiva que se basa en la colección de ciencias naturales que tenemos con más de un millón de registros museísticos, que incluyen minerales, rocas, fósiles, plantas, herbarios, especies animales...

Nos lo imaginamos como una gran caja de resonancia para hablar de estos temas con la fiabilidad de la ciencia. Necesitamos la fiabilidad de la ciencia.

¿Cómo y cuándo se hará realidad?

Va a haber un edificio que va acontar con una zona docente, investigadora y expositiva. La idea es que haya un edificio cercano al CIMA y el edificio de Ciencias.

El proyecto irá a la velocidad de los fondos que consigamos, es un proyecto ambicioso de 26 millones de euros. Cuando tengamos aproximadamente un tercio de esa cantidad podremos comenzar a construir.

Esto parece reafirmar la apuesta de la Universidad por la Comunidad Foral, algo que en algunos momentos se ha cuestionado...

La apuesta en Madrid estuvo muy bien pensada y desde el principio se planteó para potenciar la actividad en Pamplona. Nunca hemos considerado desplazar la universidad de modo que tuviese más actividad en otras ciudades que en Pamplona (...) Nuestro planteamiento nunca ha sido que Navarra dejase de estar presente y ser importante.

Ya se ha reunido con autoridades como los presidentes del Gobierno y el Parlamento. ¿Cómo han sido esos primeros contactos?

Muy cordiales y amistosos. Esta es una comunidad pequeña que favorece mucho el trato directo y eso lo agradezco mucho, me he encontrado con mucho afecto por la universidad, mucha cercanía y muchas ganas de colaborar. Tenemos muchas oportunidades en Navarra de hacer cosas extraordinarias por este sistema universitario y sanitario que tenemos que es excelente, una sociedad muy igualitaria y una biodiversidad increíble. Estamos en condiciones estupendas para hacer grandes cosas juntos.

También tenemos unas relaciones muy buenas con la Universidad Pública y a ellos también les hemos contado nuestro proyecto Bioma.

Para finalizar, ¿qué mensaje lanzaría a la sociedad?

De esperanza, la esperanza viene de nuestra gente joven (...) Tenemos problemas, sí, hemos tocado nuestros límites y vulnerabilidades en la pandemia, pero también hemos aprendido mucho de lo que es capaz nuestra sociedad, de solidaridad, de ayuda mutua. Los problemas los crean personas y los solucionan personas y tengo mucha fe en nuestros estudiantes, las jóvenes generaciones.

Proyecto Bioma

En el corazón del Campus de Pamplona de la Universidad de Navarra, entre lo urbano de la ciudad y el parque de 113 hectáreas que lo conforma, el futuro centro Bioma pretende poner la Ciencia al servicio de la naturaleza y del ser humano, comprender su belleza y comprometerse con el planeta, la casa común que todos debemos conservar, destaca la Universidad.

Se erigirá como puente entre todas las Ciencias, la Universidad y la Sociedad. La unión de visitantes con estudiantes, docentes y con la ciudadanía, aportará vida al nuevo espacio y todo el dinamismo que una universidad ofrece. Por ello, el edificio transmitirá esas mismas ideas de ejemplaridad, compromiso y sostenibilidad ambiental, desde la propia construcción del edificio hasta la transmisión del conocimiento, convirtiéndose en un referente para generaciones futuras.

En términos generales, un tercio del espacio se dedicará al aprendizaje innovador de los estudiantes, otro tercio a las tareas de investigación en medioambiente y una tercera área, la más generosa, se destinará a la contemplación de la colección de ciencias naturales y a las actividades de divulgación científica.

El acceso al edificio se realizará por la plaza, dando paso directo a una zona de servicios: la recepción, una tienda, una zona de restauración y espacios versátiles de representación y para reuniones con empresas, instituciones y otras entidades externas. Además, algunos de los servicios centrales de la Universidad se instalarán también en ese nuevo espacio.

El proyecto es diseño del arquitecto navarro Patxi Mangado, quien ha propuesto un edificio sostenible en sintonía con el entorno en el que será contruido.

El edificio será el segundo firmado por Mangado en el campus de la Universidad de Navarra después del construido para albergar los servicios de Acunsa. Graduado en la Escuela de Arquitectura en 1981, Mangado ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Arquitectura. En 2009, por el pabellón de España en la Expo de Zaragoza; y en 2017, por el Palacio de Congresos de Palma de Mallorca. Mangado es además International Fellow of the Royal Institute of British Architects y Honorary Felowship of the American Institute of Architects.

La edificación apoyará los objetivos de respeto del entorno, ahorro energético y sostenibilidad, presentes desde el origen del proyecto, convirtiéndose también en este sentido en referente para generaciones futuras. Su concepción, sistema constructivo y el control de la luz solar evitarán, en gran medida, la transferencia energética con el exterior y posibilitarán el cumplimiento de dichas premisas.

Contribuirá asimismo a la mejora urbanística del campus y de la ciudad, convirtiendo el actual aparcamiento en superficie de 7.000 metros cuadrados en una plaza "verde", espacio que fomentará la convivencia y el encuentro con la ciudad, subraya el centro educativo navarro.