Dentro de poco serán los fisios que nos traten, los analistas de datos que hagan crecer a las empresas, los matemáticos que contribuyan al saber con una investigación más. Hoy son los científicos del futuro y no hay nadie como ellos. Al menos, en Navarra. Ibai García Galardi, Aidan Morán Lama y Anuar Egozcue Sghir, nacidos en 2007 y alumnos de 2º de Bachillerato, han ganado las olimpiadas científicas organizadas este curso: Ibai, la de Química; Aidan, la de Física; y Anuar, la de Matemáticas. Y comparten más que méritos: los tres cursan el Programa de Diploma del Bachillerato Internacional (BI) en el instituto IES Navarro Villoslada de Pamplona, al que han convertido en una cantera de científicos.

Las fases regionales de las olimpiadas tuvieron lugar hacia finales de marzo-principios de abril. Lo normal es que muchos centros presenten candidatos, así que hay bastante competencia. Ibai se impuso en la de Química a otros 74 colegas como él. Es como un examen: hay una parte de test y luego unos problemas “bastante complicados”, recuerda.

Pero nada que ver con lo que vino después. Ganar la parte Navarra le permitió concurrir a la olimpiada nacional, que se celebró a finales de abril en Córdoba. Allá volvió a hacer un papel muy bueno: quedó en el puesto 16 de alrededor de 150 participantes. Medalla de plata, porque en la fase nacional optan a metal los treinta primeros clasificados –diez oros, diez platas y diez bronces–. Y eso que el examen era complicadísimo. “Había problemas rarísimos, cosas de química cuántica que jamás había visto” durante las clases.

Alumnos de 'más de 12'

La Química le gusta, también las Matemáticas. Pero la experiencia en el laboratorio le ha aclarado las ideas. “Al principio me planteé estudiar Biotecnología, pero el trabajo en el laboratorio me ha gustado menos de lo que pensaba. Ahora quiero estudiar el doble grado de Fisioterapia y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en el campus de la UPNA de Tudela”. Le va a dar la nota de sobra, porque cree que puede sacar “entre un 12 o un 13” en la Selectividad. El tope es 14. 

Aidan hizo la de Física, con el mismo resultado que su compañero en la fase navarra. Después, en Valencia, le fue un poquito peor, aunque volvió con metal. “Gané una medalla de bronce por los pelos”, recuerda, entre risas. En su caso, puede que la olimpiada le haya hecho ganar una vocación. “Hasta ahora, me llamaba la atención la Ciencia de Datos, sobre todo aplicada al análisis de mercados financieros. Pero a raíz de la olimpiada me he dado cuenta que igual puedo estudiar Física”. Todavía no lo sabe. “Me conformo con un 11,5 y si llegara al 12 me vería muy, muy contento”. 

Anuar ya sabía lo que era ganar en la olimpiada de Matemáticas. El año pasado, cuando estaba en 1º de Bachillerato, quedó tercero en Navarra. Esta vez ha ganado la fase regional y estuvo en Gijón, en una de las pruebas más duras. Es un fenómeno en las mates y quiere estudiar el doble grado con Física. Su primera opción es estudiarlo en Barcelona, donde la nota de corte es altísima: 13,3, 13,7. Va a estar ahí-ahí, cree. En el futuro, quiere dedicarse a la investigación.

La excelencia del Bachillerato Internacional

Todo esto lo han hecho mientras cursan el itinerario más exigente, el del Bachillerato Internacional, una modalidad para estudiantes globales. Pesan mucho los idiomas, la expresión oral y la investigación. Las pruebas están estandarizadas y coordinadas a nivel global, y los examinadores son externos. En los años sesenta, empezó como un bachillerato para los hijos de los diplomáticos. Ha ganado mucha popularidad y desde 2015 este programa de excelencia está también en algunos centro de la red pública, entre ellos el IES Navarro Villoslada.

Los alumnos salen con muy buena base y lo notan en la universidad, porque el BI insiste mucho en el manejo de las claves académicas –uso de fuentes, estándares de citación, habilidades investigadoras...–. Los padres lo saben y si tienen un hijo con facilidad para estudiar quieren llevarlo allí. Es el caso de Ibai o Aidan, alumnos excelentes que dejaron sus centros en la ESO –el IES Sarriguren y el Huerto, respectivamente– para hacer el BI aquí. La materia prima ya es muy buena. “Así que lo que tratamos de enseñarles es que vayan un poquito más allá”, comenta Elvira Salvador Ercilla, coordinadora del programa en el centro.

Sacrificios

“Ha sido un año muy cañero, con muchos trabajos, pero ahora que ya lo hemos hecho lo vemos de otra forma”, comenta Ibai. Para llegar a todo con excelencia han tenido que sacar tiempo de donde no lo tenían, porque en realidad es como si hicieran dos bachilleres. Por un lado, el BI. Pero no pueden descuidar las pruebas del bachillerato ordinario, porque siguen teniendo que hacer la Selectividad para entrar en la universidad.

Ibai, Anuar y Aidan, en la entrada del instituto. Oskar Montero

Han sacrificado del deporte de competición, en el caso de Ibai y Aidan, que hacen triatlón y atletismo. “Como tenemos que hacer los trabajos del Internacional y también los exámenes del bachillerato ordinario, nos ha tocado llegar a casa de entrenar y tener que trabajar hasta las doce”, comenta Aidan. Anuar ha participado en el taller de teatro, con mucha solera en el centro, y que este año han programado más de una veintena de funciones.

Los tres se llevan el mejor de los recuerdos. Del programa, y del centro, del que dicen que está “muy vivo y ofrece mucho a sus alumnos”. “Los profesores son muy buenos, explican muy bien, y en épocas de exámenes siempre han tenido mucha flexibilidad con nosotros para ponernos las cosas fáciles”, valora Aidan.