Bruselas - Hace poco menos de un año que la ola del Me Too, que llegaba a todos los rincones del mundo, se escuchó en el Parlamento Europeo. Once meses después, con un blog anónimo en marcha e iniciativas como la creación de cursos (de momento voluntarios) de concienciación para los eurodiputados, las impulsoras de este movimiento han presentado “sus diez mandamientos” de cara a los nuevos integrantes de la cámara, que pasan por terminar la cultura del silencio o evitar la impunidad del acoso. “Yo ___ juro que como miembro elegido del Parlamento Europeo me comprometo durante la legislatura de 2019 a 2024 a”. Así comienza el juramento que la plataforma del Me Too en la Eurocámara ha promovido para combatir y prevenir el acoso sexual en la institución.

A lo largo de diez apartados, los eurodiputados se comprometerían a combatir de forma activa el acoso; terminar con la cultura del silencio; evitar la impunidad; inscribirse en los cursos de la Cámara para el respeto, la dignidad y la igualdad; luchar por la creación de un instrumento independiente que trate los casos de acoso; apoyar iniciativas legislativas de igualdad; promover la igualdad como un valor común; liderar el papel del Parlamento contra la violencia de género; enarbolar estos principios en reuniones o Plenos. Coincidiendo con este lanzamiento, la plataforma celebró una conferencia en el Parlamento Europeo a la que asistieron Emily O’Reilly, propia defensora del pueblo europeo, y la periodista española Cristina Fallarás, que presentó la plataforma Cuéntalo, que pretende dar voz a mujeres en España y América Latina.

“Donde hay poder, hay potencial para que se produzca el abuso de poder. Que haya pocas denuncias es un síntoma de que la vieja cultura del silencio ante los abusos sigue estando muy presente”, ha señalado en el arranque del encuentro O’Reilly.

“Hay que crear memorias colectivas de aquello que no conocemos. Memorias que no solo necesitan que los medios de comunicación participen porque no van a participar todavía. Porque, al menos en España, están penetrados por aquellos poderes financieros y machistas”, señaló Fallarás, haciendo énfasis en la necesidad de construir un relato más allá de las cifras. “Las agresiones y el acoso sexual no son cultura; son un delito”, destacó.

Las denuncias de celebrities al director de Hollywood Harvey Weinstein por abusos sexuales dieron lugar a una iniciativa que corrió como la pólvora por las redes sociales: el #MeToo.

experiencias Poco después del nacimiento de este movimiento espontáneo que llegó a gran parte de los rincones del mundo, la voz del #MeToo y del #TimeIsUp también se escuchó en el Parlamento Europeo. Hace un año, por primera vez la cámara veía cómo sus trabajadores y trabajadoras interrumpían este silencio para contar sus experiencias: desde comentarios misóginos en el ascensor hasta abusos en una misión oficial pasando por fotografías tomadas sin consentimiento.

Poco después sus impulsoras dieron a conocer un blog anónimo para que las personas que hayan sufrido algún tipo de abuso, acoso o comportamientos sexistas en el corazón de la UE lo denunciaran de forma anónima y segura. “Estaba durmiendo en un Airbnb en una misión oficial del Parlamento Europeo cuando alguien tocó la puerta. Era mi compañero y entró sin permiso. Se abalanzó sobre mí y me tocó los pechos. Continuó frotándose con mi muslo. Tras cinco minutos paró. Debió de cansarse de mis súplicas para que se detuviese”, era uno de los testimonios del blog.