pamplona - David Gómez Monreal, un corellano de 26 años, y su novia, la pamplonesa Nerea Longás Ardanaz, de 22 años, que residen desde el pasado mes de septiembre en Nueva Zelanda, no podían ayer dar crédito a las noticias del doble atentado en las mezquitas de Al Nur y Linwood en la localidad de Christchurch.

Ambos, periodistas, expresaban su incredulidad. “Es el último lugar del mundo en el que me podía imaginar que hubiese un atentado de ese estilo”, aseguraba David.

Christchurch, la localidad en la que tuvo lugar el atentado, fue visitada por los dos jóvenes navarros hace solo una semana dentro del recorrido que efectúan por el país, ya que ellos residen habitualmente en otra zona, Wellington.

David y Nerea se sentían conmocionados por lo que le ha tocado vivir a un país que consideran “muy acogedor” y donde no esperaban que pudieran vivirse un tiroteo más propio en otras zonas del mundo. “Justo estos días estamos viajando y en el momento de los hechos nos encontrábamos en las Islas Cook. Nos hemos enterado por la televisión, pero hace justo una semana estuvimos en esa ciudad, ya que estábamos realizando un viaje por la isla sur”, explicaba el joven corellano. “Estamos completamente en shock, todo el mundo que hemos conocido es increíblemente amigable; es una gente muy acogedora. En Wellington hay inmigración pero nunca hemos sentido nada parecido al racismo o un rechazo hacia el inmigrante o hacia ningún tipo de persona por cualquier razón de sexo, religión o raza”, decía David.

Gómez aseguraba que en el país se vive ningún tipo de islamofobia. “Para nada, no hemos sentido nada contrario al islam o a cualquier otra religión y nos ha llamado mucho la atención la cantidad y variedad de iglesias y templos que hay de todo tipo de credos y en plena convivencia”, explicaba.

Los dos jóvenes navarros coincidían en destacar lo “amigable” de la gente del país y lo sorprendida que estaba por estos hechos. “Cuando la gente ve a alguien que pide en la calle le compran cosas en los supermercados y se quedan hablando con ellos. Parece una tontería pero dice mucho de cómo son las relaciones aquí, gente muy cercana”, explicaba David. “Desde que llegamos aquí no nos hemos sentido inseguros en ningún momento. Es el último lugar donde podríamos esperar que ocurriera algo así. El país es muy progresista, de mentalidad muy abierta y muy a favor de causas como LGTBI. También son muy respetuosos con las tradiciones y la cultura maorí”, aseguraban. - D.N.