argel - El movimiento popular argelino mantuvo ayer la presión popular en las calles pese a la renuncia el martes del anciano y enfermo presidente, Abdelaziz Bouteflika, principal reivindicación de la población.

Desde primera hora de la mañana, miles de personas comenzaron como cada viernes a concentrarse en la plaza de la Grand Post y otros puntos del centro de la capital para exigir también la caída de la cúpula del poder que durante los últimos años ha parasitado, protegido y manejado al presidente.

En el mismo ambiente de fiesta y civismo que se sucede desde que las protestas empezaron el pasado 22 de febrero, los manifestantes corearon consignas contra la triple B en referencia a los tres políticos elegidos para tutelar la transición tras el adiós del enfermo mandatario.

El presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, el presidente del Consejo Constitucional, Tayeb Belaiz, y el primer ministro y antiguo ministro de Interior, Nouredin Bedaui, a los que los manifestantes consideran miembros todos ellos “de la mafia del poder”.

restitución del dinero Una mafia que, según dijeron, debe ser juzgada junto a todos los funcionarios y empresarios del círculo presidencial, a los que se debe exigir además la restitución del dinero que gastaron durante los veinte años de mandato de Bouteflika.

“El pueblo rechaza a Bensalah, a Bedoui y Belaiz, y a todo el sistema” y “el gobierno de hipócritas debe caer, la banda de delincuentes deben ser juzgados” se leía en varias de la pancartas izadas en las plazas de la Grand Post y Audin.

Allí, el grito más repetido era “el pueblo quiere que se vayan todos”, incluido el jefe del Ejército, Ahmed Gaïd Salah, quien después de forzar esta semana la renuncia de Bouteflika ha devenido en uno de los hombres más poderosos del país.

Varias pancartas recordaron ayer que ha sido durante estos años “cómplice” y le tacharon de “deshonesto” entre gritos en defensa, sin embargo, del Ejército como institución y en contra de “los traidores a los que el pueblo quiere derrocar” y para los que los manifestantes dijeron “no habrá perdón”. - Efe